Las peculiaridades de la Semana Santa de Dos Hermanas

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la Semana Santa de Dos Hermanas

La Semana Santa de Dos Hermanas tiene rasgos característicos que la diferencian de las de otras poblaciones

Vivimos trágicos momentos, que nos hacen vivir una Semana Santa atípica, sin pasos por nuestras calles, reducida nuestra fiesta al interior de las iglesias y al de nuestras casas. Dios ha permitido que sea así pero, no nos quepa duda, que, en sus inescrutables designios siempre quiere lo mejor para nosotros. Lo que sucede así por algo será, y no podemos, en absoluto, enmendarle la plana al Todopoderoso. Él y su Bendita Madre, la Guebirah mesiánica, que permanentemente intercede por nosotros, saben lo que hacen y mandan a sus ángeles para custodiarnos en estos difíciles momentos, en que la enfermedad hace mella en nuestros cuerpos y nos hace perder la Esperanza, precisamente lo que nunca y, repito, nunca debemos de perder junto con la Fe, que dirigimos a Dios y la Caridad, que es el Amor sin límites que tenemos que tener hacía Él, que es, como es sabido, el Amor de los Amores, como bien cantamos.

Pero, volviendo a temas mucho más prosaicos, voy a centrarme ahora en nuestra Semana Santa, la de Dos Hermanas. Tengo que convenir que se parece mucho a la de Sevilla, la capital de nuestro arzobispado, de nuestra provincia, de nuestra región –Andalucía- y de nuestro antiguo reino que comprendía también, aparte de la de Sevilla, las provincias de Cádiz y Huelva. Dos Hermanas siempre se ha mirado en Sevilla. Ya es sabido, que es raro el cofrade nazareno que se precie que no es de una cofradía penitencial de Sevilla. En mi caso soy, con mucho orgullo y a mucha honra, de la Quinta Angustia aunque, familiarmente, debería serlo de la Esperanza de Triana –ahora que se necesita tanta Esperanza- pues era la hermandad de ese gran trianero que fue mi tío abuelo José Pérez Iborra, uno de los más destacados cofrades de la Dos Hermanas del siglo XX. Aparte, otros somos de las de gloria, en mi caso, de la Alegría de San Bartolomé y de la Pastora de Santa Marina y participé en el fallido intento de reorganizar las Aguas del Salvador. En fin, lo que quiero decir con todo esto, es que los nazarenos participamos de la vida cofradiera de Sevilla y muchos, con cargos en juntas de gobierno, lo cual no es mi caso, que no pasé de la junta auxiliar de mi querida hermandad del Dulce Nombre de Jesús, es decir, la Quinta Angustia.

Pero, sigo, diciendo que por más que nuestra Semana Santa se parezca a la sevillana tiene sus peculiaridades. Lejos ya la época en que, en el Santo Entierro sevillano, se perdieron las numerosas alegorías que llevaba. Hoy sólo procesionan la Fe y la Santa Mujer Verónica en la cofradía de Montserrat, cuyos titulares son el Cristo de la Conversión del Buen Ladrón y una dolorosa que se llama como la patrona de Cataluña, región tan afectada por las últimas calamidades. Por su parte, en Dos Hermanas dos cofradías sacan o bien las alegorías de las virtudes teologales –Fe, Esperanza y Caridad- y la Santa Mujer Verónica en el caso de la Amargura, o bien estas mismas y las Tres Marías –Magdalena, Cleofás y Salomé- en el caso del Santo Entierro. No es que sea sólo esta peculiaridad de Dos Hermanas, pues salen en otras muchas ciudades pero, con respecto a Sevilla, sí se marca una cierta distancia.

Por otra parte, lo que considero una gran pérdida, que se debe subsanar, es la falta de las representaciones de las hermandades en la citada procesión del Santo Entierro. Ello le ha quitado solemnidad, boato e incluso sentido penitencial a la procesión puesto que parece una más de las cofradías “serias” o de negro, como Vera-Cruz y el Gran Poder. Creo que se debe corregir este error.

Pero, también, existe alguna peculiaridad en la nomenclatura. Mientras que, en Sevilla, se habla de junta de gobierno, en Dos Hermanas también se usa esta palabra pero la más clásica y más propia, las digamos más nazarena, es mesa y se utiliza en todas las cofradías. En cuanto a la palabra oficiales, es muy antigua, y se dice así desde siempre. En Sevilla, se habla también de oficiales y en una hermandad de sabor tan clásico como la Quinta Angustia, de capitulares. Me parece estar oyendo al que fue nuestro hermano mayor, Felipe García de Pesquera Benjumea, dirigiéndose a los miembros de la junta como capitulares. Pero, también en las citaciones se les llama a los hermanos vuestra merced. Son resabios históricos, muy propios de una hermandad tan clásica como la mía.

Igualmente, en Dos Hermanas, en las hermandades se llaman tramos a las secciones de nazarenos que acompañan a nuestros sagrados titulares menos, que yo sepa, en Vera-Cruz, donde se llaman comisiones, palabra veracrucista que no conocemos que se use en otros lugares. En ninguno. Tampoco sabemos que se utilize esta palabra, veracrucista, para otra cofradía de la Vera-Cruz. Como ejemplo diremos que, normalmente, se usa la palabra crucero –frente a los de la Soledad que suelen ser soleanos-. En Benacazón, por ejemplo se le dice veracrucero –frente a los de la Soledad que son soleaneros-, en La Puebla de Cazalla crististas, etc.etc.

Otra cuestión, son los motes de las cofradías. Consagrados por la tradición se encuentran sobre todo dos: grillos y manchoneros. Manchoneros, son los de la Oración en el Huerto porque tienen un huerto o manchón, palabra típica en Dos Hermanas para designar a este tipo de fincas agrícolas. Grillos son sus “rivales”, los de Vera-Cruz por vestir de negro aunque, en paridad, su hábito de nazareno no sea totalmente negro sino sólo la túnica y la capa pues el antifaz es morado. De todas formas, los motes reflejan un pique más simbólico que real pues ambas hermandades, a lo largo de los tiempos, han mantenido una sana emulación muy lejos de los enfrentamientos de otras poblaciones que han estado y están muy lejos de los preceptos evangélicos, propios de los que sirven a Jesús, que es, como es sabido, el más límpido Cordero y Príncipe de la Paz.

Por otra parte, otros motes, que, a veces, se pueden oír como amargados –para los de la Amargura- borriquitos –para los de la Borriquita- no tienen la solera de manchoneros y grillos. Sí es muy peculiar y es, una costumbre nueva, denominar a la hermandad de Presentación al Pueblo o Amor y Sacrificio como la del Lunes o la del Puente, por pasar por el puente del parque de la Alquería. La primera definición la veo, cuando menos, extraña teniendo como tienen los nombres de los titulares.

Después, existen las hermandades que se llaman bien con el nombre del Misterio o de la Virgen sea Borriquita o Estrella, la dicha Presentación o Amor y Sacrificio. Santo Entierro o Soledad o, incluso, el barrio o un titular como Portadas o Pasión. Normalmente, yo suelo nombrarlas con el apelativo más clásico pero cada uno puede utilizar el que desee.

Se daban también otras costumbres que se han perdido, y que no eran sólo propias de Dos Hermanas, como, por ejemplo, se hacía estación rezando el Santo Vía Crucis al Lugar de las Cruces del Calvario al que iban el Santo Entierro, y, presumiblemente, según cuenta una venerable tradición, Vera-Cruz y que, no se restablece, porque las hermandades no quieren y mira que se sabe por dónde se encontraba. También se perdió la efectista y barroca ceremonia del Descendimiento y, cómo no, la procesión del Resucitado y la Soledad, que urge restablecer y que está en la mano de la cofradía del Santo Entierro. No debe limitarse todo a una función al Resucitado y saludar a la Virgen con el Regina Coeli. Por último, también se han perdido los demandantes que pedían por las casas en la mañana de la salida de cada cofradía.

Pero acabo. Este es un año malo para recuperar tradiciones. No se ha celebrado la Semana Santa al estilo tradicional. La enfermedad se ha adueñado de la Tierra. Sólo nos queda rezar a Dios y esperar que su Hijo que resucitó de entre los muertos nos traiga la Paz y podamos ir con Él, gozoso a su banquete de bodas, el banquete de bodas del Cordero. Ojalá la semana que viene podamos felicitar la Pascua a Dos Hermanas.

Fe de erratas

Los martinitos de la redacción han hecho de las suyas en los últimos artículos. En el del Sagrado Corazón de Jesús, se habla de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Jesús de Nervión, cuando debía poner de la Inmaculada Concepción de María y, se dice, que Dos Hermanas se consagró al Corazón de Jesús el año 2001 cuando después pone la fecha correcta que fue la del 1900. También se repiten dos veces los años 1670 y 1675.

En el de las procesiones extraordinarias, parece entenderse que la romería del Rocío se celebraba antes el 8 de septiembre cuando sólo se celebraba el 17 de septiembre.

En el de Juan Cáceres Cabrera, aparece que, don Diego Capado Quintana, es el párroco actual de Almonte cuando todo el mundo sabe que es don Francisco Martín Sirgo.