Macandro: nombre de un barco escocés para un torero de Dos Hermanas

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Macandro
Macandro encara a un novillo ante la atenta mirada del público. Con solo 12 años, en 1907, ya debutó como banderillero en La Maestranza.

Al ver la valentía del niño, dijeron: “¡Es más grande que el MacAndrews!”, el carguero más grande del puerto de Sevilla

Contra viento y marea lucha “Macandro” por ser torero. No se sabe quién le inoculó el gusanillo; en la familia nadie pisó nunca el albero de una plaza. Su madre, Doña Encarnación, enloquecía cuando, de zagal, sin previo aviso, se escapaba en las noches de luna con su capote y su hatillo, a los tentaderos de fincas cercanas a Dos Hermanas. En sus aventuras le acompañaba su inseparable amigo José Ramos “Ramitos”, a quien Doña Encarna le ha suplicado mil veces que le quite a su hijo “esos pájaros de la cabeza”. Pero Antonio tiene claro su sino.

Por tener, tiene ya hasta nombre artístico. Más original no puede ser: “Macandro”. Un nombre escocés para un torero de Dos Hermanas. Se lo pusieron los amigos del padre, cuando un día le vieron dar unos pases: “¡Qué valiente!”, decían, “¡es más grande que el Macandro!”, aludiendo a la naviera “MacAndrews”, cuyos barcos, que cargan naranjas, vinos y aceitunas en la línea Sevilla-Londres, asombran por su gran tamaño, atracados junto a la Torre del Oro.

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Macandro, en traje de luces, saluda al público en la Plaza de Toros de Utrera en 1919.
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En la intimidad de su alcoba, Macandro se prepara para la corrida. Sobre la cama, la montera.

Revolcones de banderillero

Antonio Rubio Muñoz nació en Dos Hermanas en 1895. En 1907, con 12 años, se estrenó estoqueando un toro como banderillero en una corrida de mojiganga con los diestros “El Habanero”, “Crispín” y “Mono de Triana”. Su enorme valor y sus ansias de triunfo le acercaban tanto al toro que, con frecuencia, acababa por los suelos o malherido. El 16 de mayo de 1909, en una corrida lidiada por el madrileño Punteret, Macandro fue herido en la cabeza por el quinto toro. Fue atendido en la enfermería de la Maestranza. Un años después, en una accidentada tarde de julio, el cuerno de un novillo del barón del Camino le penetró seis centímetros en el muslo derecho.

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Corrida celebrada el 4 de marzo de 1923 en Dos Hermanas, con los novilleros Macandro y Ramitos.

A pesar de un sinfín de sustos, revolcones (y los consiguientes disgustos a sus padres), Macandro, que tiene ya 28 años, no desfallece en su empeño. Ha dado el salto de banderillero a matador de novillos sin picador. Desde que se creó la Escuela Taurina de Dos Hermanas, colabora con ella en diferentes eventos, y ahora ya tiene fecha para debutar como novillero en La Maestranza. Varias decenas de aficionados del pueblo ya se están organizando para ir a verle en un día tan señalado. Su amigo Ramitos le ha dicho que llevará a varios niños en un carrillo de mano desde Dos Hermanas. ¡Suerte, Macandro!

“Si dejas el toreo, voy andando a ver a la Virgen de los Reyes”

MacandroLos padres de Macandro, Antonio Rubio y Encarnación Muñoz (en la foto) ya no saben qué hacer para quitarle de la cabeza el toreo, “que sólo va a traer desgracias a esta familia”. Ante la noticia de que va a debutar como novillero en La Maestranza, Doña Encarnación, desesperada, le ha hecho esta promesa a su hijo: “Si abandonas los toros, iré a pie a Sevilla todos los años a postrarme ante la Virgen de los Reyes”. Y ya lo ha hecho. Ha ido caminando desde Dos Hermanas. Pero su Antonio, de momento, sigue firme en su propósito. Es el único varón del matrimonio (sus hermanas son Consuelo y Candelaria), que regenta una tienda de comestibles en Real Utrera. La idea es que él se encargue en breve del negocio.