María Galiana ha sido profesora de Historia del Arte y tras su jubilación se volcó en el mundo de la interpretación
La obra de teatro «El Abrazo» de Christina Herrström, versión y dirección: Magüi Mira, llega al Teatro Municipal Juan Rodríguez Romero, el próximo día 4 de marzo a las 21.00 horas. Cuenta en el reparto con María Galiana, Juan Meseguer y Jimmy Roca.
María Galiana, es sevillana de nacimiento, ejerció como profesora de Historia del Arte en diferentes institutos. Su primera plaza la tuvo en el Instituto de Valme, aquí en Dos Hermanas.
Su éxito como actriz vino tras su jubilación como profesora. Desde el año 2000 cambió las aulas y a sus alumnos por los escenarios y los rodajes para enfrentarse a un público más amplio.
Cuenta con numerosos premios entre los que destacan el Goya por su papel en la película ‘Solas’ y la Medalla al Trabajo, del que se siente más orgullosa.
Su papel de Herminia en la serie televisiva ‘Cuéntame’ la catapultó al éxito.
A sus 86 años, María Galiana cuenta con una vitalidad impresionante y una mente privilegiada que la llevan a permanecer durante toda la obra en el escenario en un continuo diálogo.
María Galiana responde a nuestras preguntas:
Tras ser maestra muchos años llega a ser actriz, ¿cuándo y por qué dio este paso?
Ha habido diferentes momentos. Fui actriz en la Universidad, en los años 50. Luego ya lo dejé para dedicarme a la enseñanza una vez que terminé la carrera. Pasados 30 o treinta y tantos años, cuando yo ya era mayor, cincuenta y tantos tenía ya, en un momento intervine porque me llamaron para hacer una película local, en Gines. Me lo pidieron como amateur. Tuve la suerte que me vieron y me empezaron a pedir pequeños papeles, pequeñas intervenciones de súper secundarias.
Así estuve más de 10 años. Desde 1984-85 hasta 1997-98. Hasta que tuve la suerte de que Benito Zambrano me eligiera para hacer ‘Solas’. En 1999 se estrenó la película, tuvo muchísimo éxito, nos dieron un premio en Berlín, y en el año 2000 nos dieron cinco Goyas. A mí me dieron uno, otro a Ana Fernández, y otro a Carlos Álvarez Novoa, y a Benito le dieron el de mejor Dirección nobel y el de mejor guión. La película tuvo muchísimo éxito y, a partir de entonces, casualmente, coincidió ese éxito con mi jubilación. Yo me jubilé en el año 2000 con mi edad, con 65 años. A partir de entonces, he trabajado 20 años en la serie y he participado también en otras películas, no mucho, porque desgraciadamente para mí, porque me gusta muchísimo, el cine no ha sido algo donde me hayan llamado mucho. El teatro sí, no he dejado el teatro, al cuál me incorporé al igual que al cine, ya muy mayor, y hoy sigo haciendo teatro.
¿Hay vinculación entre el mundo de la Educación y el de la Interpretación?
No, poca. Tiene una ventaja, el hecho de enfrentarte a un público. En el mundo de la enseñanza al público juvenil y en el caso del teatro al público en general. Creo que eso supone un aprendizaje importante, para perder el miedo escénico. Por otra parte, depende de la vocación que tengas, porque para la docencia hay que tener vocación, si no se tiene más vale que hagas otra cosa. Una pequeña relación sí tiene.
¿Volvería a ser maestra?
No es que volvería, siempre he tenido vocación docente. Esa ha sido mi verdadera vocación. Estuve en mi primer puesto, cuando saqué la oposición, fue precisamente en el instituto Valme de Dos Hermanas. Entonces sólo había ese instituto.
Da nombre a un centro educativo en Dos Hermanas…
Tengo un instituto a mi nombre en Montequinto. Fui a la inauguración con el entonces Alcalde, que ha sido muchos años, Toscano. Muy contenta, contentísima y muy orgullosa de haber sido profesora de Bachillerato toda mi vida. Me lo pasé muy bien con los alumnos. En esa época no era general tener móvil. Y me acuerdo que la cola de alumnos para firmar autógrafos me dejó la mano tonta. Ahora me alegro, qué alegría tan grande, sólo tengo que poner una sonrisita y todo el mundo saca la foto (risas) –en referencia a los selfies-.
¿Cuántos años lleva encima de los escenarios?
Muy pocos. Tengo 86 años para 87, pongamos 20 años o un poco más. No tengo una carrera larga en absoluto porque empecé ya muy vieja. Conmigo no se puede hablar de carrera. Las funciones de teatro que yo he hecho se pueden contar con los dedos de las manos. ¿Cuántos años? Pues nada y menos.
¿Piensa en retirarse?
Todavía no lo pienso. Por ahora ni lo pienso, aunque me quedará poquísimo porque con la edad que tengo no creo que me quede mucho más. Esta función con la que voy a Dos Hermanas la semana que viene está en plena gira, hasta julio. No se me pasa por la cabeza jubilarme.
¿Algún secreto para aguantar su ritmo de trabajo?
Descansar muy bien, dormir mucho, acostarme muy pronto, porque yo a las 10 estoy ya en la cama, duermo muchas horas, no tener excesos, alimentarme lo mejor posible dentro de lo que cabe y el orden, fundamentalmente.
¿Qué significa para usted el teatro?
Mi trabajo con el que disfruto muchísimo. Lo paso muy bien, estoy muy feliz de hacer teatro. Me llena. La verdad es que me da la vida totalmente. La cabeza, gracias a Dios, la conservo muy bien a base de estar permanentemente estudiando para poder, como en esta función que llevamos ahora a Dos Hermanas, desde que empieza la función hasta que termina, estoy todo el tiempo en el escenario y todo el tiempo en diálogo. A mi edad me parece un gran avance poder tener esa cantidad de memoria.
¿Cómo ha vivido la pandemia?
Muy bien. Porque yo tengo una casa en Sevilla muy agradable. Con patio. No he sentido en ningún momento claustrofobia. El confinamiento de cuatro meses estuve agustísimo, viendo cine sin parar, subiendo y bajando a la azotea regando las plantas. Para mí, gracias a Dios, no ha tenido la pandemia ningún efecto negativo, esa es la verdad.
¿Cómo ha sido la vuelta a los escenarios?
La pandemia fueron los cuatro meses de confinamiento. Por que en el verano de 2020 ya me llamaron para hacer una función en Mérida. Entonces no se admitía más del 50% del aforo. Pero es que, el Gran Teatro Romano de Mérida tiene 3.000 localidades por lo que actuamos ante 1.500 personas. Ese verano ya estuve ensayando, una función preciosa, ‘Penélope’, que protagonizaba Belén Rueda, y disfruté muchísimo. Estuve casi todo el mes de julio ensayando y a finales de agosto estuve 10 días en Mérida. Realmente mi contacto con el público fue prácticamente inmediato a que nos levantaran el confinamiento.
¿Qué se va a encontrar el público en «El Abrazo»?
Una comedia que empieza con un tono de humor estupendo, no es una risotada, pero siempre enfocada desde el humor, y luego tiene un punto de realismo mágico muy bonito. La cosa va derivando hasta un final un poco más dramático. Está gustando muchísimo. El domingo la hicimos en Cádiz, en el Teatro Falla, que es enorme, estaba súper lleno, y disfrutaron muchísimo.
Un nombre muy simbólico para estos tiempos en los que hemos estado escasos de abrazos…
Es una referencia, no es que nos pasemos todo el día abrazados.
¿Qué papel juega la igualdad en la obra?
Digo alguna frase alusiva, que una mujer debe ser libre y vivir su propia vida, ser independiente. No está exclusivamente inmersa en la igualdad.
¿María Galiana se identifica con el personaje de Rosa?
Sí, bastante, ya se verá en la función que me va muy bien. No es una mujer sometida, en absoluto.
¿Cuál es su objetivo como actriz?
Comunicar, fundamentalmente. Que el público se identifique con lo que nosotros estamos haciendo. Que entre. Que en ningún momento, y gracias a Dios creo que lo estamos consiguiendo, se distraiga, ni se le abra la boca, ni se le ocurra coger el móvil… Que esté inmerso en la función que nosotros estamos haciendo. Eso es lo que a mí me gusta.
Es muy conocida por su personaje en la serie ‘Cuéntame’, ¿qué ha significado en su carrera profesional Herminia?
Ha significado la popularidad, todo lo que sale en la televisión enseguida la gente lo conoce. Es decir, que si no hubiera hecho la serie ‘Cuéntame’ pues no me conocería nadie, me conocerían los aficionados al teatro. Hay actrices maravillosas, extraordinarias y súper buenas que no las conoce la gente porque hacen teatro y no televisión. Esa es la verdad. Las que salimos en la televisión, tenemos esa ventaja, enseguida se nos hace famosas.
¿Qué relación mantiene con el resto de actores y actrices de la serie tras tantas temporadas?
Fantástica, somos una auténtica familia, dentro y fuera, me llevo maravillosamente. Ana Duato me dice madre hasta fuera de escena, Imanol es simpático, cariñoso… Los niños lo mismo: Irene Vicedo y Pablo Ribero, nuestro Carlitos que ya se fue, etc. etc. Realmente el ambiente es súper bueno, esa es la verdad.
¿Alguna anécdota o anécdotas que nos pueda contar?
Soy muy mala para eso. Vivo muy al día, al presente, no soy ni nostálgica, ni rumio las cosas, tengo muy buena memoria pero no para mí. No tengo anécdotas, lo siento.
Tiene premios como el Goya, la Medalla de Bellas Artes, la del Trabajo o la de Andalucía… ¿algún premio que le gustaría tener?
Creo que no. De los que hay en España los tengo todos. Me gustaría hacer una película buenísima y que me dieran el Óscar (risas). No le tengo ningún apego a los premios. El que más me gusta de los que tengo es la Medalla al Trabajo porque si algo he hecho en mi vida ha sido trabajar, años y años y años. Ese me lo he ganado a pulso.
Entre teatro, cine, televisión… ¿con qué se queda?
Con el cine. Soy muy cinéfila.
¿Qué proyectos de futuro tiene?
Ahora mismo no porque, además del teatro y de la serie que no se si habrá alguna temporada más ahora estamos terminando con esta, estoy haciendo unos recitales poéticos, que me gustan mucho, con Luis Santana y Víctor Carbajo.
¿Algún sueño por cumplir?
Tener mucha salud. Ahora mismo es lo mismo que deseo. ¿Qué sueño voy a tener con la edad que tengo ya? A esta edad el único sueño que se tiene es estar sana.
No es la primera vez que viene a Dos Hermanas a actuar, ¿qué opina de la ciudad?
Me encanta, ha crecido tanto… qué barbaridad. Cuando yo iba a Dos Hermanas a dar clases, que estuve unos pocos de años, me iba por la Carretera Vieja, por Bellavista, y tenía que atravesar tres pasos a nivel. Estábamos frente al cementerio casi. Después descubrí ir por Los Cerros y llegaba al instituto, así no tenía que atravesar pasos a nivel. Creo que Dos Hermanas es una de las ciudades de la provincia de Sevilla que más habitantes tiene. Es impresionante. Para mí es volver al sitio de donde arranqué para trabajar.
¿Qué consejo le daría a jóvenes que están empezando en el mundo de la interpretación?
Que tengan mucha paciencia, que no se lo crean. No significa nada un éxito porque esto es una profesión especialmente difícil, poco segura, si piensan ya he llegado porque hayan sido muy aceptados en el primer trabajo, por favor, eso no significa nada.
¿Cómo le gustaría que la recordasen?
Es muy difícil recordar a nadie. Yo no creo que se me recuerde. Entre todos los actores grandes y magníficos que ha habido en España solamente la gente se acuerda, quizás, de Fernando Fernán Gómez. Es una tontería lo de recordar. Creo que no merece la pena.