Neus Asensi protagoniza Asesinos Todos en el Juan Rodríguez Romero

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Neus Asensi

Neus Asensi comparte escenario con Carlos Sobera, Elisa Matilla y Ángel Pardo en una comedia que hará reír al público y evadirse

Neus Asensi comenzó como bailarina y vedette. Su llegada a Madrid le abrió el camino audiovisual. Comenzaron a ofrecerle papeles y películas y series.

Tal y como Neus Asensi asegura ha hecho mucho de chica explosiva. Recuerda los años de más éxito con películas como Torrente, La niña de tus ojos o El corazón del guerrero.

El próximo día 18, a las 21.00 horas, estará en el Teatro Municipal Juan Rodríguez Romero con la obra Asesinos Todos en la que comparte escenario con Carlos Sobera, Elisa Matilla y Ángel Pardo.

Una comedia que no dejará a nadie indiferente y en la que el público reirá y se divertirá, según asegura la actriz.

Neus Asensi responde a nuestras preguntas: 

¿Cuándo y por qué llega al mundo de la interpretación?

Yo era bailarina en el Teatro Arnau, empecé como bailarina en Teatro de Revista y luego estuve de Vedette en el mismo teatro. Después me trasladé a Madrid y empecé a hacer cosas para el audiovisual. Me empiezan a salir trabajo. Hago una primera protagonista para el cine muy importante con Fernando Fernán Gómez en «Chechu y Familia» y, a partir de ahí, hago la serie de TVE «Habitación 503». Hago un montón de películas y de series y ya se consolida mi carrera como actriz.

¿Cómo ha evolucionado Neus Asensi como actriz?

Siempre dependiendo de los personajes que te van ofreciendo. He hecho mucho de la chica explosiva y ya, por cuestiones de edad y que tampoco me apetece seguir con esa onda, porque sería ridículo, mis personajes han cambiado. En este, en concreto, es una mujer bastante sosegada comparada con los otros tres personajes. Lo que pasa es que, aunque es un personaje que parece más apocado que lo demás, también da sorpresas.

Ha hecho cine, televisión, teatro… ¿Se queda con alguno?

Cada cuál tiene su cosilla porque el calor del público, en directo, eso no te lo da el cine. Pero yo me he criado haciendo películas. He aprendido mucho de esta profesión a través de las cámaras, de trabajar para la cámara. Lo hecho de menos.

De toda su trayectoria profesional, ¿qué destacaría?

El momento del éxito con Torrente, La niña de tus ojos, El corazón del guerrero… toda esa época, que estaba muy arriba, fue una época trepidante de trabajo en cine y de personajes muy diferentes y la recuerdo con muchísimo cariño.

¿Qué papel de los que ha hecho le ha sido más fácil interpretar?

Papeles fáciles no hay ninguno. Aunque el papel sea sencillo, como actor intentas encontrarle algo que te rete para hacerlo: una manera de hablar, de reírse, de moverse, un tipo de energía diferente de la que tienes tú. Creo que no hay personaje pequeño.

¿Se identifica con alguno de sus personajes?

No, la verdad es que no.

¿Destaca alguna de sus películas?

La niña de tus ojos era una maravilla y El corazón del guerrero que era una película tipo Conan el Bárbaro pero con un presupuesto muy limitado y, la verdad, la película te contaba de fantasía, estaba muy bien hecha, era de Daniel Monzón. Me quedaría con esos dos trabajos. La Reina de España, también, de Trueba, ya más reciente. 

¿Alguna anécdota que recuerde especialmente?

En La Niña de tus Ojos nos íbamos cada día, al terminar el rodaje, estábamos en Praga, pero encontramos un sitio cubano para bailar con Rosa María Sardá, Resines, Jorge Sanz, Segura… todos. 

¿Cuál ha sido el momento más feliz de su carrera?

El momento que te comenté antes fue un momento muy feliz porque tenía mucho trabajo.

¿Algo para olvidar?

Bueno, siii, en los principios he trabajado con gente que daba ganas de irse del rodaje. He visto cosas tremendas, de maltrato a actrices…

¿Qué se va a encontrar el público nazareno el próximo día 18 en Asesinos Todos?

Con mucha comedia. Se van a reír se lo prometo, van a disfrutar, van a estar allí y se van a evadir todo este tiempo que dura la función. Eso se lo puedo asegurar.

En la vida real, ¿le ha dado ganas de matar a alguien y por qué? Al fin y al cabo somos Asesinos todos.

No, yo soy muy pacífica. Ya bastante se mata la gente entre ellos.

Es una comedia, que hace falta en estos tiempos…

Es una comedia trepidante, destila muy buen sentido del humor, mucho ritmo, las tres escenas finales son trepidantes y el público se ríe mucho. Es una comedia sin más pretensiones. Es teatro comercial pero bien hecho.

¿Cómo es trabajar con Carlos Sobera?

Muy fácil. Es un gran profesional, tiene muchas dotes para la comedia. Se que mucha gente solo le conoce por su faceta como presentador pero es un gran actor de comedia y en esta faceta, el público disfruta con él. Trabajar con él es una maravilla, es muy buena persona, muy buena gente.

¿Cómo ha vivido la pandemia?

Como hemos podido porque hemos estado trabajando con esta función. Con aforos muy reducidos, con mucho cuidado, con muchas pcrs… Hemos estado trabajando prácticamente toda la pandemia con lo cuál… Con mucha alerta. Yo no he cogido el coronavirus pero en la compañía han caído todos.

¿Cómo ha sido el reencuentro con el público?

Al principio el aforo era muy reducido pero ya con el aforo completo eso es una maravilla. No vemos las caras con las mascarillas pero escuchamos la risa de la gente y nos da mucho subidón.

¿Algún proyecto de futuro?

Pues de momento no ha salido nada, hija. Espero que pronto salga algo porque de esta comedia ya queda poco.

¿Cuál es su objetivo como actriz?

Acceder cada vez a personajes más complejos y a mejores producciones. Ese es mi objetivo claro. Trabajar con buenos directores, buenos personajes, buenas producciones… lo que queremos todos (risas).

¿Algún sueño por cumplir?

Muchos, la verdad. Pero soy una persona que estoy muy contenta con mi día a día. A ver, sueños tenemos que tener todos y, cumplirlos o no, pues las circunstancias a veces se dan y a veces no. Pero estar bien y sentirse bien con uno mismo en el día a día es lo más importante.

¿Qué consejo le daría a jóvenes que están empezando en el mundo de la interpretación?

Que no desesperen, esta profesión es de corredor de fondo. Incluso para jóvenes que les va muy bien cuando empiezan después la vida del actor es muy larga y pueden pasar muchas cosas.

Por último, ¿algún mensaje para los nazarenos?

Mandarles un beso muy grande y decirles que, por favor, vengan a vernos que se van a divertir. Estamos ahí para hacerles la vida más suave.

Neus Asensi anima a acudir el día 18 al Teatro Municipal para reir y divertirse.

Las entradas se pueden comprar, a 12 euros, tanto en la taquilla del Teatro como on line a través de la plataforma Giglon y de la web.

Asesinos todos con Neus Asensi

Carlos Sobera, Neus Asensi, Elisa Matilla y Ángel Pardo se meten en el papel de Manolo, Loli, Pepe y Diana, dos parejas de amigos que deciden hacer algo para cambiar su situación.

A Manolo le hacen el vacío en el trabajo. O eso piensa él. Y su mujer, Loli, harta de verlo deprimido y llorando por las esquinas, lo tiene claro. Esto no puede continuar así. Algo habrá que hacer.

Pepe y Diana, íntimos de Manolo y Loli, no dan crédito a sus ojos. La madre de Pepe acaba de volver de un viaje del IMSERSO. Pero acompañada. Por un ruso. De 25 años. Y lo que quiere el ruso no lo duda nadie: desplumar a la madre. Y, de paso, a Pepe, el hijo. Y a la nuera, Diana. O eso piensan ellos. Y Pepe y Diana lo tienen claro. Esto no puede ser. Algo habrá que hacer.

Y Pepe y Diana, y Loli y Manolo una noche quedan para cenar. Y, entre plato y plato, surge la idea. Porque algo habrá que hacer. “Y vosotros os ocupáis de los jefes de Manolo y nosotros de vuestro ruso”.

Y así, como quien no quiere la cosa, aparecen todas las rabias, y todos los miedos, y todas las miserias. Y ponen en marcha el mecanismo infernal. Convocan al diablo, sí. Despiertan a la bestia que todos llevamos dentro. Y, una vez despierta, a ver quién la para. 

Porque aquí, Asesinos todos. O si no, que tire la primera piedra quien no haya tenido alguna vez ganas de matar a alguien… Nadie, ¿verdad? Pues eso, Asesinos todos. Porque algo habrá que hacer. Una comedia, por cierto, risas para calmar a la bestia que llevamos dentro.