Por Pako´s Gym han pasado más de 40.000 personas que han puesto su salud en manos de sus profesionales encabezados por Paco
Esfuerzo, trabajo y mucha dedicación es lo que ha permitido a Francisco Martín González levantar lo que hoy es Pako´s Gym.
Pocos son los que le conocen por su nombre de pila y apellidos porque Francisco Martín González es Paco de Pako´s Gym.
Paco es natural de Dos Hermanas. Ya jubilado vive entre Dos Hermanas y Tarifa.
Era mal estudiante por lo que tan sólo estudió el Bachillerato Elemental y se puso a trabajar.
Trabajó durante 10 años en Europrix “El Corte Inglés chiquitito” de Dos Hermanas donde estuvo “la primera escalera mecánica del pueblo”.
Paco siempre ha practicado deporte. En el instituto: balonmano, baloncesto.… Al comenzar a trabajar, salía los domingos en bicicleta, ya que no tenía tiempo para practicar otras disciplinas deportivas. Abrieron un gimnasio en la Avenida de Los Pirralos y se apuntó. Desde entonces convirtió el entrenamiento y la musculación en su “obsesión”.
Consiguió hacer realidad su sueño con Pako´s Gym. Comenzó en un local pequeño en el que él mismo diseñaba y construía sus propias máquinas hasta conseguir levantar lo que hoy es Pako´s Gym.
Tesón, plena dedicación y algunos sacrificios hasta conseguir su sueño.
Ha competido en culturismo ganando campeonatos pero abandonó la competición por el uso de la “química” que comenzó a implantarse. “Ahí colgué el bañador y no he vuelto a competir”, afirma.
Paco tiene tres hijos: Javier, Manuel David y Aída, todos tienen sus respectivas profesiones y todos practican deporte.
Nos subraya una de sus frases claves: “Esto es mucho más que ganar peso, ganar masa muscular, va mucho más de eso. Hoy en día los médicos recetan hacer deporte. Hoy incluso están saliendo estudios que dicen que hay que hacer pesas, lo que yo decía hace 50 años, para que tu cuerpo se vaya desarrollando”.
En la actualidad continúa entrenando musculación, además de jugar a pádel, hacer ciclismo, kaisurf y submarinismo. Y, se sigue formando en seminarios relacionados con el deporte y la nutrición.
Francisco Martín González responde a nuestras preguntas:
¿Cuándo comienza su vinculación con el Deporte?
En los últimos años del instituto practicaba varios deportes. El último en el que estuve fue en Balonmano pero cuando entré en Europrix ya no podía seguir entrenando con los compañeros. Opción B salir en bicicleta que me pegaba una paliza de muerte porque yo sólo podía salir los domingos ya que trabajaba de lunes a sábado.
¿Cuándo toma contacto con el mundo del gimnasio?
Este mes de marzo hace 50 años que empecé. Trabajaba en aquél entonces en Europrix, era una tienda que estaba en la calle Romera, era como un Corte Inglés chiquitito y tenía la primera escalera mecánica que había en el pueblo, allí me llevé 10 años trabajando. Con 17 o 18 años, con mi traje de chaqueta impoluto, me dedicaba a la venta, carga y descarga, colocaba cortinas, montaba escaparates, etc., etc., y además me encargaba de echar a todos los niños porque aquello era una Feria.
Empecé a trabajar porque estudiando era el más malo del mundo. Terminé el Bachillerato Elemental a trompicones y me metí a trabajar. Era una tienda que tenía de todo: papelería, discos, ferretería, todo de hogar, confección… Un Corte Inglés en pequeño que tenía mucho éxito y al que venía mucha gente de los pueblos de alrededor.
Pues, de buenas a primeras me enteré que abrían un gimnasio en el pueblo, en la Avenida de Los Pirralos, frente a los pisos de San Pablo. Allí pregunté y me dijeron que el gimnasio costaba 700 pesetas. Mis padres me daban 1.000 pesetas y mi sueldo era de 5.800 pesetas al mes.
Yo iba al gimnasio con la intención de ponerme fuerte y grande porque había visto a deportistas en las revistas, en ese momento era un niño de 17 años. Pero cuando salí por la puerta el primer día ya pensé que esto iba muchísimo más allá de ponerte grande, de ponerte fuerte,… la sensación que yo tuve allí no la había tenido ni en baloncesto, ni en balonmano, ni en rugby, ni ciclismo, ni nada de lo que había hecho me había aportado igual que esto.
Entonces empecé a interesarme por aquello, iba cuando cerraba Europrix por la noche. En aquél entonces dibujaba muy bien e incluso tenía buena letra (risas), y me puse a dibujar físicos musculados haciendo ejercicios. Veía unas combinaciones de ejercicios que eran buenas para hacer, todo esto en los dos primeros meses. Un buen día le llevé al dueño del gimnasio los dibujos que había hecho. Alucinó. Y me preguntó si me quería quedar con el gimnasio para llevarlo yo. El propietario venía de Sevilla. Él quería dejarlo pero no encontraba a la persona adecuada y entonces me dijo: “Yo te doy la llave y tú abres cuando te parezca, y el dinero de la gente me lo dejas ahí e una pequeña caja de caudales”. Y empecé a gestionarlo. Comprarlo no podía porque con 300 pesetas que me sobraban al mes iba a ver a mi novia a Sevilla y, con suerte, nos comprábamos un helado para los dos, pagaba el autobús y no tenía ni para ir al cine ni nada.
Aquello me encantó, me gustó tanto que me levantaba a las 5.00 horas de la mañana, abría el gimnasio a las 5.20 horas. De 9.00 a 13.30 horas cerraba para irme a trabajar a Europrix, de 14.00 a 16.30 abría de nuevo el gimnasio y de 16.30 a 20.30 horas volvía a mi trabajo y al salir, ya volvía a abrir el gimnasio hasta las 23.00 horas.
Aquello me había causado curiosidad por aprender todo lo relacionado con la salud. No sabía que aquello iba a ser mi sueño y mi hobby. Y tengo la gran suerte de haberme dedicado a ello.
¿Finalmente te quedaste con ese gimnasio?
No, este hombre cerró. Se llevó toda la maquinaria que tenía hecha. Todo era fabricado. No se podía comprar una máquina porque era carísimo, venían de EEUU. A partir de ahí, yo me busqué la vida con mi amigo Joselito de la Joyería Cid, que estuve entrenando con él una temporada. Después vino un señor que tenía un gimnasio de kárate y metimos las pesas allí. Sólo estuve un mínimo tiempo porque hubo una pequeña discrepancia porque yo quería mantener un precio económico.
Después nos desplazamos a la Peña Bética Villa Pepita, en un corralón que Paco Sánchez, que era el presidente, nos dejó lo único que nos pidió era que nos sacáramos el carné del Betis y yo soy sevillista (risas). Fue lo que más me dolió aunque tampoco soy antibético. Además, tengo tres hijos, y los tres son béticos.
De allí nos fuimos a un local a la barriada del Rocío. Seguía dedicándole el tiempo libre que tenía y algunos chavales me ayudaban algunas horas. Yo estaba obsesionado, en el buen sentido de la palabra, porque veía el futuro que tenía esto, y no como negocio.
Después estuvimos en una casa deteriorada en la calle San Fernando, detrás del colegio del Cementerio Viejo, había sido sede de una Peña Ciclista. En ese ‘impasse’ cerró Europrix. Me dieron un despido con lo que pagué un año de alquiler de la casa. Ahí comencé a diseñar y construir mis propias máquinas. Aparato por aparato. Cogía las revistas americanas, dibujaba el aparato y hacía los tres planos: cenital, frontal y lateral.
Mi padre era Maestro Albañil. Él cogía un plano y lo diseccionaba sin tener conocimientos, ¡era increíble!, los arquitectos alucinaban con él. Pues a mí me pasaba con las máquinas. Cuando llegaron las máquinas más complicadas, de palanca, también hacía antes las maquetas con palillos de los chupachups, alfileres… para decirle al herrero lo que quería que me hiciera.
Yo, a mediodía, que estaba el gimnasio cerrado, cortaba tubos, punteaba algunos, me sentaba y lo probaba y para adelante. Lo terminaba de soldar él, me lo llevaba al gimnasio, en el patio lo pintaba y lo tapizaba, entre sábado y domingo, aparte de que seguía estudiando, y el lunes inaugurábamos la máquina nueva.
Después nos fuimos a la calle Carlos I de España, donde estaba la antigua discoteca Caribans. Allí estuve cuatro años y de allí dí el salto a este gimnasio.
Quería un local más grande, lo necesitaba. Ese local se me había quedado pequeño. Teníamos las clases de mantenimiento de las mujeres, entrenamiento con pesas, etc. Me decidí a buscar un local y conocí a un corredor de inmuebles que me habló de uno y me habló de uno que tenía más de 2.000 metros cuadrados, estaba a las afueras del pueblo, porque entonces a partir de la la barriada de La Moneda y toda esta zona era el extra radio del pueblo y no había subterráneo, había un paso a nivel donde terminaba el pueblo. Y me dije que: “lo tengo que conseguir como sea”. Me fui a Madrid a hablar con los propietarios. Y, al tiempo, cerramos el trato.
¿Cómo fue la puesta en marcha del gimnasio en este gran local?
Bueno, la primera vez que entré había hasta un burro muerto en medio. Paredes caídas, daba a una cantera y por ahí habían entrado y robado lo más grande. Pero yo entraba diciendo dónde iba a poner las máquinas de pecho, los vestuarios… Me metí 10 días con una taladradora y sacamos 500 carrillos de basura de aquí dentro. Hubo que quitar siete niveles que había de suelo, hubo que tirar paredes… Al principio sólo dábamos aeróbic y musculación. Todo lo demás era patio o estaba cerrado. Y poco a poco fines de semana, fiestas, etc. iba tirando paredes y levantando, poniendo suelos, de todo, ventanales, rejas,… había algunos alumnos que me ayudaban. Cada vez mejorando más, haciendo obras, hasta culminar con los 2.500 metros cuadrados.
¿Por qué te decidiste por ese nombre?
Anteriormente tuvo varios nombres, pero el personal siempre decía voy al gimnasio de Paco, por lo que decidí ponerle ese nombre, pero con la ‘k’, porque los vascos utilizan mucho la ‘k’ y esta gente dice que soy un poco exagerado entrenando, la ‘k’ le pegaba. Y después Gym la gente cree que es por gimnasio pero en realidad son los apellidos de mi padre y de mi padre: González y Martín.
¿Cuál es el secreto del éxito de Pako´s Gym?
Yo siempre he pensado que esto tenía que llegar a todos los bolsillos. De hecho he tenido discrepancias en reuniones con directores de gimnasios porque nuestro gimnasio era el más barato de España y encima daba entrenamientos a todos los alumnos diariamente, y además ponía dietas, y no cobraba nada por ello. Yo decía que qué tenía que ver mi gimnasio de Dos Hermanas con Madrid, Valencia o Barcelona.
Por otro lado, intentamos que la gente se sienta como en su propia casa desde el primer día. Que lo tenga todo fácil. Somos una gran familia. Yo le pido a los monitores el factor humano y que sepan escuchar. Sin eso no me vale ningún monitor por mucha titulación que tenga.
Estoy aquí gracias a todos los alumnos y alumnas que me han acompañado en mi sueño y hobby. Tenemos tres generaciones entrenando: abuelos, hijos y nietos. Contamos con octogenarios, más de una decena, y nonagenarias tengo un par de ellas. La suerte nuestra es que siempre ha funcionado el boca oreja, como se suele decir.
En la última Gala del Deporte me concedieron un trofeo, por lo que me siento reconfortado. Paco Povea me hizo una entrevista en Radio Estrella, allí en El Palmarillo, hace más de 30 años. Estaba ganando campeonatos de culturismo cuando el culturismo era otra cosa a lo que es hoy en día, y me dijo: “Paco, ¿tú quieres ser campeón de Europa?”. Y le dije: “No. Yo quiero en primer lugar, un local más grande del que tengo en este momento. Y en segundo lugar, que cuando pasen 20, 30 o 40 años, la gente diga gracias a ese comencé a hacer deporte, gracias a él llevo una alimentación sana y me encuentro mejor. Ese es el mayor triunfo que puedo tener en mi vida. Lo verdaderamente importante es que haya dejado esta línea y que alguien te pueda reconocer esto.
¿Cuántas personas han podido pasar por tu gimnasio?
Desde que empecé, si no han pasado 40.000 no ha pasado ninguna. Una tercera parte del pueblo hoy en día.
¿Algún deportista que se haya entrenado en Pako´s Gym y haya destacado?
Tenemos a Diego Rodríguez, exfutbolista; Ramón Tejada ha sido entrenador de aquí y ha estado entrenando a varios equipos de fútbol, de voleybol; ahora entrena aquí Falito, el reciente campeón de Europa de boxeo. Y una buena cantera de taekwondistas y karatecas.
¿Cuántos entrenadores y personal en general, colaboran?
Unos 27, monitores, mantenimiento, limpieza, administración…
¿Ha sido autodidacta o tiene formación reglada?
Me he llevado más de 30 años discrepando con todos los médicos del mundo. Los médicos decían que los niños no crecían con esto, que esto era más o menos el sótano de los orcos que sale en el Señor de los Anillos. Yo compraba las revistas en el quiosco del Paquino que venían de EEUU, de musculación, y las revistas científicas americanas. Con el diccionario iba traduciendo las 20.000 cosas que no entendía e iba sacando conclusiones de estudios que había ya hechos sobre el entrenamiento de pesas. Hace más de 40 años ya había equipos de fútbol americano, baloncesto… que incluían el entrenamiento con pesas para el desarrollo y compensación del déficit de otros músculos que no están trabajando en esa actividad.
Al principio con alumnos diabéticos, que no eran insulinodependientes, y al repetir la analítica, el médico les decía que estaban muy bien, que estarían llevando una dieta muy estricta, y le decían que comía y bebían igual que lo único que hacían era ir al gimnasio Paco. El médico les decía que lo tenían que dejar.
Sobre los niños entrenando decían que no iban a crecer. Lo han repetido los médicos durante años. Y eso es una exageración de primero de guardería de Medicina.
Cuando se apunta un niño al gimnasio viene con los padres y se lo explico. Estás en crecimiento, tienes que hacer lo que yo te diga, o los monitores, en el momento que no sea así te llamaremos la atención y la segunda vez te expulsamos. Si quieres estar en 10 años lleno de artrosis como una abuelita de 90 años haz lo que te parezca pero no lo hagas bajo nuestra responsabilidad. En eso somos muy tajantes.
La gente adulta que vienen con entrenamientos que han visto… no sabes lo que hay por ahí de personal que da consejos con poca formación.
A lo largo de mi vida profesional he hecho unos 68 cursos, seminarios, jornadas…de todo. Por que me he estado informando y formando en todo. Fisioterapia en geriatría, patología funcionales de articulaciones, psicología deportiva, fibromialgia, otras enfermedades nuevas que han salido a raíz del covid y que tienen pérdida de funcionalidad… Hemos leído, hemos estudiado, hasta donde nos hemos podido informar y, a partir de ahí, lo aplicamos a los entrenamientos. Esa es nuestra ventaja y por eso seguimos teniendo éxito.
Hace unos años querían que la persona que estuviera al frente de un gimnasio fuera un profesor de Educación Física o Fisioterapeuta. Pero he tenido a alumnos de último curso de la Universidad recibiendo clases mías de cómo funciona un gimnasio y cómo se van alternando tipos de entrenamiento. Hasta que hubo un rector que dijo: ¿este qué titulación firmada por el Rey tiene?
Titulación no tengo pero me congratulo de que he aprendido de las personas que he tenido la suerte de conocer. He tenido la suerte de tener a personas que te aportaban. Tienes que saber escuchar. El aprendizaje en esta vida es básico.
¿Le ha perjudicado mucho la llegada de grandes cadenas de gimnasios y franquicias?
Ha habido que adaptarse. Abrir los sábados… Resistimos pese a que los gimnasios más grandes nos los han montado a poca distancia, será que tenemos éxito.
Hoy en día los gimnasios son negocios y esto va más allá de un negocio. Somos los responsables desde que entras por la puerta porque vienes a invertir en salud para tener una buena calidad de vida. Quieres modelar tu cuerpo, ponerte más musculoso, perder peso… pero desde el día 1 te das cuenta que esto va más allá.
El ser humano, históricamente, ha tenido una actividad física alta. Al principio era correr para cazar y comer o para que no se lo comieran. Y después, con el paso de los siglos, ha seguido teniendo un trabajo físico ¿Qué ocurrió? A partir de los años 20 del siglo pasado fue la industrialización de la sociedad y cada vez se hace menos trabajo físico. No hay que irse muy lejos. Hace 50 o 60 años que jugábamos en la calle, eran todos juegos físicos, y hoy es todo mental como mucho, aunque es mental repetitivo, algo que no favorece el trabajo muscular.
¿Qué ocurre? Que toda esa evolución que hemos tenido a nivel muscular, óseo, etc. se está degenerando. Están apareciendo enfermedades que antes no había debido a la inactividad.
Hay que tener una vida activa haciendo un entrenamiento adecuado a cada persona.
¿Cómo vivió, empresarialmente hablando, el covid?
Nos dejó una deuda considerable. Sin poder abrir y abriendo hasta las 6 de la tarde con 20 alumnos. Y esto tiene 2.500 metros cuadrados y, había que pagar el 70% de los seguros sociales de los 27 trabajadores que teníamos en ERTE. Y la luz estuvieron a punto de cortarla dos veces porque decían que no nos podían dar de baja porque éramos un club, la pescadilla que se muerde la cola. Pedimos ayudas y sólo nos condonaron el importe de las licencias federativas de Taekowondo, kárate y Full Contact…
Hemos pasado crisis muy importantes, como toda actividad que requiere ingresos, pero afortunadamente, seguimos sobreviviendo porque nos hemos adaptado y seguimos avanzando.
¿Se ha planteado en alguna ocasión vender Pako´s Gym?
No. Me han ofrecido comprarlo, pero dejaría de tener nuestro sello sin el personal que me ha acompañado y el trato personalizado. Dejaría de ser mi sueño y por lo que siempre he luchado.
¿Qué actividades se pueden practicar en la actualidad?
Musculación, cycle-indoor, funcional, zumba, G.A.P., body pump, entrenamiento personal, yoga, pilates, taekwondo, kárate, Gimnasia Terapeútica y MMA.
¿Algún proyecto de futuro?
Sí, lo que pasa que con la edad que tengo los bancos no me dan ni los buenos días. Y ahí estoy, echando el Euromillón y a ver si me toca. Todo lo que es menos de millón y medio de euros ni lo echo siquiera (risas). Aún tengo dos proyectos en mente.
Pako´s Gym está ubicado en la calle Esperanza 29, frente al parque de La Alquería, desde hace 37 años.