Pepe Salguero: el cura nazareno que llegó a Gerena en una moto y se quedó

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Pepe Salguero
Pepe Salguero, en su despacho, antes de su jubilación.

Durante el franquismo fue considerado “sospechoso” por las autoridades, debido a su cercanía con los obreros

Pasear con Pepe Salguero por Gerena es un pararse en cada esquina. “¿Cómo está, hermano?”, le pregunta una señora. “Bien, Josefa, ahora que me he jubilao llevo una vida más tranquila”, le contesta. La casó a ella, casó a sus hijos y le dio la primera comunión a una nieta. En 50 años de cura le ha dado tiempo a ganarse el corazón de este pueblo (42 kilómetros al norte de Dos Hermanas), al que llegó en 1968, con 27 años. “El día que llegué, entré en el pueblo en mi Vespa, y por delante iba un entierro. Por la tarde vino un viejecito a presentarse y me llamó padre. Yo le dije que mejor me llamara hermano, y sin don”. Y desde entonces lleva medio siglo siendo “el hermano Pepe”. Y sin don.

Un niño del Ave María

José Salguero Roldán nació en Dos Hermanas en 1939. Aunque no era un buen año para nacer en España, admite que en su familia “no conocimos la escasez”. Su padre era mecánico en la fábrica de yute. Un día, en la Fonda Campo, conoció a una muchacha que trabajaba allí, Francisca, con la que se casó en 1936. “Mi infancia son recuerdos maravillosos”, confiesa. “Desde que tenía dos años mi madre me dejaba en La Sagrada Familia, ayudaba como monaguillo en la misa de ocho”. O sea, que ya desde pequeño le tiraban las cosas de la Iglesia. Tras hacer la comunión, pasó a estudiar en el Ave María, donde fue acólito de la capilla y ayudaba a D. Gerardo Cano. “En esos años, por una epidemia de gripe, mandaron a los seminaristas a los pueblos, así que había varios en Dos Hermanas. Mi madre me preguntó si quería estudiar como ellos, en el seminario, y le dije que sí.” La Hermandad de Valme le costeó los doce años de estudios.

En 1952 ingresa en el Seminario de Sanlúcar de Barrameda (allí estudia cuatro años) y culmina su formación en Filosofía y Teología en el Palacio de San Telmo. El 15 de junio de 1964, tras ser odenado sacerdote, pide al cardenal Bueno Monreal que le permita dar su primera misa en un lugar muy especial: el dormitorio de su abuela. Y le dio permiso. “Mi abuela llevaba doce años con un glaucoma y no veía. Así que al día siguiente me fui a la calle Campano y di la misa en su dormitorio. Yo hablaba en latín y ella me contestaba en castellano”.Unos días después cantaba misa solemne en Santa María Magdalena.

Pepe Salguero
Pepe Salguero (24 años) el día de su misa solemne en la parroquia de Dos Hermanas (24-6-1964).

Su primer destino fue El Madroño (con sus aldeas Juan Antón, Juan Gallego, Villagordo y El Álamo, a las que iba en su moto), adonde le acompañó su hermana Araceli, entonces soltera. Allí conoció de cerca las duras condiciones de los mineros de Riotinto. “Para conocer mejor su trabajo, una noche me metí con dos mineros en un pozo a 600 metros. Salimos a las 8 de la mañana”. Tras cuatro años, su siguiente destino fue Gerena. “Se había quedado vacante aquella plaza porque el cura se había ido de misionero a Honduras.” Lo que no sabía Pepe ni nadie es que en Gerena se iba a acabar jubilando… y su hermana casándose. Un joven gerenense recién llegado de Alemania, Enrique, se enamoró de Araceli a primera vista. Cuando le advirtieron (“¡Cuidao con el cura , que es su hermana!), él contestó: “¡Pues con más ganas!” Se casaron en 1976.

Pepe Salguero siempre ha sido un soporte afectivo para sus parroquianos, ha permanecido cerca en las alegrías y en las penas. Si no, no podría entenderse el cariño que le profesan los gerenenses. Ahora que se ha jubilado y que su hermana falleció, vive con su cuñado Enrique una vida más sosegada. Le gustan las paellas, la pesca y el senderismo. Y sobre todo, cada vez que puede, se acerca por Dos Hermanas, donde tiene familia, “aunque por la calle cada vez me conoce menos gente”.

“Un día se me enredó la sotana en la turbina de la Vespa y no me la puse más”

En los últimos 50 años han pasado por Gerena ocho alcaldes y un solo cura. Tras medio siglo de servicio (con sus 3.000 bautizos, 3.000 comuniones, 1.800 bodas y 2.500 entierros), Pepe Salguero se jubiló el 9 de septiembre de 2018. Si por algo se ha caracterizado el “hermano” Pepe es por su cercanía con la gente trabajadora. Cuenta que en los últimos años del franquismo fue observado de cerca por las autoridades debido a su talante social. “Me consideraban sospechoso”. Tampoco ayudaba mucho su aspecto: un cura ¡sin sotana ni alzacuellos! “Un día se me enredó la sotana en la turbina de la Vespa y me fui al suelo. Decidí no ponérmela nunca más”. En la foto, tomada en la Taberna “La Bomba” de Gerena, Pepe es el segundo por la izquierda.

Pepe Salguero