Policías de Dos Hermanas, de voluntarios en Paiporta: “Estábamos en shock”

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Paiporta
El grupo de nazarenos estaba formado por doce agentes (diez hombres y dos mujeres) y el conductor de Autocares Lemus, que ayudó como uno más.

Doce agentes locales han regresado de Paiporta tras ayudar en la zona cero del desastre. Lo han hecho en sus días libres. Están deseando volver

Ni anunciaron el viaje ni emitirán nota de prensa. Lo han hecho de manera anónima y voluntaria, impulsados por un sentimiento de solidaridad. Me entero de su presencia en la zona cero por un reportero de Canal Sur Radio que, describiendo el desastre en una conexión en directo, dice: “…También veo por aquí a agentes de la Policía Local de Dos Hermanas”. A su regreso, los localizo y me cuentan su historia. Es para sentirse muy orgulloso de ellos.

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“Antes que nosotros, ya habían ido cuatro compañeros a Valencia. Por un grupo de WhatsApp nos pusimos de acuerdo 12 del mismo turno para ir a Paiporta”, comenta José Antonio. “Pero la Jefatura no podía prestarnos coches de patrulla para tantos, ya que dejaríamos sin servicio a la ciudad. Solo podía darnos uno. Pero finalmente, una empresa familiar, Autocares Lemus, se brindó a prestarnos un taxi de nueve plazas incluyendo el chófer, así que nos repartimos los trece entre el patrullero y el taxi”.

Los agentes, siempre vestidos de uniforme, aprovecharon sus días libres para esta labor solidaria. Salen de Dos Hermanas el 11 de noviembre a las 4 de la tarde. Llegan a Picaña, uno de los pueblos devastados por la riada, a las 11 de la noche. Les ofrecen alojamiento en una residencia de ancianos de Picaña, a 3 km de Paiporta. Lo que ven les impresiona: “Aquello es un desastre, es mucho peor de lo que se ve en televisión”, señala A.M. “Parece el escenario de una guerra. Lo comparábamos con el escenario de un tsunami o de una ciudad tras un bombardeo. Yo estaba en shock”.

El primer día le asignan labores de tráfico. La policía local de Paiporta está desbordada. Toda ayuda es poca. Se acercaba otra DANA, había que priorizar el paso de maquinaria pesada para la limpieza de las calles. A otros los mandan a custodiar un edificio con víveres. “Pero allí ya había otros compañeros. Nos dimos cuenta de que en algunas labores éramos innecesarios, así que nos fuimos moviendo a los lugares donde ser más efectivos. Nos requirieron bomberos para sacar coches de un sótano y asistimos a los vecinos más necesitados”. 

Con el agua al cuello

Nuestros agentes han conocido historias sobrecogedoras, como la de “una mujer mayor a la que le entró el agua en su casa, se subió a una silla y estuvo seis horas con el agua hasta el cuello”. En sus retinas se quedan grabadas imágenes dantescas: “Puentes destruidos, casas como si les hubiera caído una bomba encima, coches bocarriba… Parecían las calles de un desguace. Allí siguen viviendo, en medio de aguas estancadas y alcantarillado colapsado”. 

José Antonio recuerda asomarse al arroyo y ver las ocho ruedas de un camión volcado bocarriba. “El resto del camión, al menos cuatro metros, estaba bajo el lodo, sin saber si alguien había quedado atrapado dentro”. 

Emociones y abrazos

Indago en el terreno emocional. “Al final del día, después de trabajar codo con codo con los vecinos, y ya casi sin luz, a los vecinos de Paiporta todavía les salía una sonrisa de la cara, al comprobar cuánta solidaridad estaban recibiendo. Percibes el agradecimiento. Lo más emotivo de este viaje ha sido las millones de veces que nos han dado las gracias. Que vengan a darte las gracias con lo que tienen encima te pone la piel de gallina”. Otro agente me comenta que “cuando conversas con los vecinos, tienen un sentimiento de total abandono de los gobiernos, y de absoluto agradecimiento a todo el que llega, sea policía, bombero o soldado del Ejército”.

Tras tres intensos días y emotivas despedidas, los 13 nazarenos regresan en la tarde del 14 de noviembre. Excepto la instantánea que ilustra este reportaje, realizada en el puesto de mando, no hicieron una sola foto del desastre. Ni tenían ganas ni han ido a ponerse ninguna medalla. Lo han hecho de corazón, sin ni siquiera hacerlo público. “Estamos deseando volver”, comenta A.M. “El desastre no ha terminado, van a necesitar años para recuperar una relativa normalidad”.

Desde aquí, en nombre de todos los nazarenos, mostramos nuestro reconocimiento a estos policías, que han representado a Dos Hermanas en la ayuda solidaria a Valencia.