Ambas localidades han coincidido en ser importantes centros fabriles con fábricas de curtidos y aceitunas
Vuelvo de nuevo a hablar de la relación entre nuestra querida Dos Hermanas y la localidad de Puerto de Béjar, de la cual proviene mi familia paterna. Ya es sabido que he tratado sobre ella en varios artículos. Por ello, intentaré destacar aspectos nuevos en la investigación que no hayan llegado hasta ahora a las páginas de El Nazareno y que pongan de relieve la vinculación entre ambas importantes localidades, la nuestra importantísimo centro agrícola, fabril y de servicios y Puerto, importantísimo centro fabril a pesar de su tamaño. Y hablar aquí de la relevancia de la industria en Dos Hermanas sería tarea titánica y yo no soy, desde luego, un titán. Muchísimos historiadores nos hemos dedicado a esta tarea y hemos escrito, con tesón y tenacidad, de las diversas industrias del pueblo sea la de hilados de los Alpériz, sea las numerosísimas de aceitunas y tonelerías por no hablar de las de otras ramas que son igualmente numerosísimas en este gran centro fabril que es Dos Hermanas. Y me viene a la cabeza una reflexión sobre nuestra historia. Muchos analfabetos, por el lado más corto, te dicen que Dos Hermanas no tiene historia acaso porque tiene pocas iglesias antiguas -las pocas que tiene son muy bellas y muy artísticas y algunas modernas son muy pero que muy meritorias-o porque tiene pocos palacios -en su lugar tiene haciendas con bellos señoríos o suntuosos recreos- como si ello fuera el único baremo de la historia. También puede medirse la historia de un lugar por su economía y la de Dos Hermanas, que nadie lo dude, ha sido florecientísima. Así pues, cuando los historiadores nos hemos puesto a escarbar hemos encontrado un pozo de ricas aguas y lo mismo hemos trabajado sobre su patrimonio industrial, su patrimonio eclesiástico -yo por ejemplo he escrito ya de casi todas sus cofradías y de algunas como Vera-Cruz decenas de artículos o comunicaciones de congresos que son trabajos de mucho calibre- o el desarrollo político de su historia. Pues bien, dejando sentado la riqueza de nuestra historia de nuestra ciudad que no fue una gran agrovilla en el S. XVIII -sí una pequeña villa rodeada de espléndidas haciendas- y que se convirtió en una importante villa -luego ciudad- industrial -lo que es-aparte de una ciudad de servicios -lo que sigue también siendo-.
Pero estamos hablando de las concomitancias con Puerto de Béjar. Y si en Dos Hermanas es un personaje mítico Brígida García García considerada la primera que coció aceitunas, en el XIX surgen unos cuantos grandes industriales en Puerto de Béjar dedicados al negocio de curtidos. El primero es Santiago Harguindey Garra, natural de Ioldy en el País Vasco Francés y casado con Dominica Curtada Calerne, natural de Hendaya en el mismo País Vasco Francés. A este curtidor francés le concede uso de agua el concejo del lugar de Puerto de Béjar en 1824. No se sabe cuando había tomado contacto con Puerto de Béjar y cuando había decidido establecerse en él. Lo cierto es que tuvo que llamar mucho la atención este vasco establecido en la localidad. Este matrimonio, es el antepasado de una larga familia que ya en su mayoría viven fuera de Puerto de Béjar. Pero lo cierto es que su establecimiento en la población significa el inicio de la revolución industrial, tratándose de una grande y muy rica familia de empresarios, más rica y potente de lo que puede pensarse para el tamaño del lugar. La gran casa de los Harguindey todavía se conserva en la plaza enfrente de la Ermita del Humilladero, siendo hoy propiedad de la familia Gil Sánchez. Se trata de una interesante casona rural de piedra con una bella balconada que engrandece y engalana la Plaza Mayor del lugar.
Pero el éxito de Santiago Harguindey hizo que se lanzara al negocio de curtidos un humilde vecino Domingo Gregorio Sánchez casado con Antolina Martín Gil. El famoso Tío Domingo empezó un imperio industrial que luego siguió su aún más conocido y rico hijo Juan José Gregorio Martín, un gran industrial de curtidos que regentó el gran imperio industrial fundado por su padre. Casó dos veces. La primera con Francisca Martín Blázquez y la segunda con Antolina Harguindey Curtada. Del primer matrimonio tuvo dos hijas Teresa y Antolina y del segundo uno Eudoxia. Y lo importante es que estas hijas de tan acaudaladísimo padre casaron con tres ricos vecinos de importantes ciudades. La primera Teresa con Felipe Silva Lozano y la segunda Antolina con Ramón Delgado Vera, ambos de Plasencia y la tercera, Eudoxia, con Anselmo Olleros Gómez de Béjar. Entra así la sangre de Puerto en relación con la de importantísimas estirpes de Extremadura y Salamanca y, por ende, de España. Añadiré que Juan José Gregorio habitaba en una magnífica casa, hoy cerrada, frontera a la iglesia parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y a una enorme fábrica de la familia.
Aparte de estas familias existían otras de clase digamos media como los Garrido o los Martín -almacenistas de maderas y carpinteros- u otras que se encontraban en las listas de primeros contribuyentes aunque, desde luego, lo que no cabe duda es que el poder económico ha pivotado sobre estas tres estirpes por orden cronológico Harguindeys, Gregorios y González. Por lo mismo, es una clarísima concomitancia con Dos Hermanas, que la caída de los curtidos y la madera han sido un proceso similar aunque con distinto producto como el acontecido con la aceituna.
Mas existen otros puntos en los que se ven claras coincidencias entre nuestras dos poblaciones. En la comarca de Béjar, existen pueblos en que sus vecinos ostentan motes. Peñacaballera es conocida como la Pequeña Rusia, los habitantes de Baños de Montemayor, ya en Cáceres, son conocidos como los golosos, los de La Garganta, también en Cáceres, son conocidos como los paporros y en Puerto de Béjar son llamados los beatos imagínense la razón. Y se dice que Puerto de Béjar y Jerte, en el valle del mismo río, son los dos pueblos más religiosos de todo el obispado de Plasencia. Desde luego todo ha cambiado mucho. De todas formas la iglesia se llena el domingo, el pueblo tiene cinco cofradías (San Juan, San Sebastián, Santa Bárbara, San Antón y El Cristo) -en proporción a sus habitantes se dice que es el pueblo con más cofradías de toda la diócesis-. También es de notar la cantidad de procesiones que salen a lo largo del año. Igualmente es notoria históricamente la gran cantidad de sacerdotes, religiosos y religiosas que han salido de sus familias. En esto también coincide en todo con Dos Hermanas pueblo pío y devoto a pesar de que es políticamente de izquierdas -particularmente creo que está demostrado que en paridad no tiene que ver una cosa con la otra-.
Otra concomitancia, aunque de menos importancia y creemos que es meramente circunstancial, es que en ambos gobierna el PSOE pero mientras que, en nuestra Dos Hermanas, es una cosa consustancial a nuestra vida política y ciudadana en Puerto no es tan inherente a su vida ya que aunque hoy gobierna el PSOE -el alcalde se llama Ángel Miña Cilleros- y gobernó en otro tiempo con el alcalde Samuel Martín Macías, durante mucho tiempo ha gobernado el PP y gran parte del electorado es conservador, quizá recuerdo de las tendencias muy conservadoras del pueblo patentes en la II República.
Pero quiero acabar con dos ideas. La primera la coincidencia de que la gran devoción de Puerto de Béjar sea el Cristo de la Piedad, titular de la Cofradía de la Vera-Cruz y patrón insigne y devotísimo del pueblo. En ello coincide con nuestro veracrucista pueblo. Por otro lado, como ya he dicho, la patrona del pueblo es la Asunción, titular que fue de una extinta cofradía y titular en nuestro pueblo de Vera-Cruz.
Por último, sólo diré que la familia de mi padre los Calderón Martín y su primo segundo Antonio Martín Sobral vecinos de Puerto de Béjar y muchísimas familias de Béjar y pueblos de la comarca como Santibáñez de Béjar o La Garganta -ya en Cáceres- se establecieron en Dos Hermanas donde se adaptaron magníficamente. No quiero hablar de ellos porque ya he hablado. Sólo añadir que personas como mi padre, destacado profesional y destacado cofrade de Vera-Cruz, y Eusebio González Martín son muestra de los fuertes lazos que unen este industrioso rincón de la sierra de Béjar con la industriosa Dos Hermanas.
Nota
En el número pasado se deslizó un error en el artículo. Cuando quise escribir que Manuel García Rivas fue mayordomo del Gran Poder -cargo con el que siempre lo he relacionado- escribí erróneamente que fue hermano mayor -cargo que puedo asegurar que sé que nunca ha sido-. Ello me ha llevado a hacer una pequeña investigación sobre los cargos de este benemérito hermano. Entró en la junta de esta importante hermandad el 21 de abril de 1937 y permaneció en ella hasta el 16 de abril de 1988. En total estuvo 51 años. Ocupó los cargos de secretario primero y segundo, mayordomo, consiliario primero y segundo, prioste segundo, diputado clavero, teniente de hermano mayor y censor primero.