Nuestro protagonista ha participado en numerosas exposiciones
Vuelvo hoy a hablar de un destacado pintor de nuestra ciudad, de Rafael López García. Y empiezo diciendo que ha participado en numerosas exposiciones.
En el año 2012 expuso en La Almona. Él la considera especial por ser la primera individual en nuestra ciudad. Se titulaba Drippeando & Medioambientando. Formaban la exposición dos salas y, en cada una, aparecían dos líneas de trabajo. Drippeando venía de ‘Dripping’ que significa en inglés chorreones y salpicaduras de pinturas. Medioambientando significa paisajes de medioambiente. Como puede verse, es una propuesta de trabajo muy original y muy en la línea de nuestro artista.
En el mismo 2012, expone en la Sala Croma en Cáceres. Este lugar tenía de peculiar que se ubicaba en una iglesia del siglo XV, la de San Ildefonso, que se convirtió en un taller de chapa y pintura.
Pero, la más importante, tuvo lugar en el año 2017. Se titulaba ‘Nocturnos de la Ventana’ y se expuso en la galería Zet Gallery en la ciudad arzobispal primada de Braga en Portugal. Se trataba de exponer en un espacio de más de ochocientos metros cuadrados. Fue una exposición dedicada por entero a su labor y llevó más de cien obras. Él se siente orgulloso de ella -sentimiento que se transparenta en sus palabras- pues tuvo mucha repercusión. Comparando, nos dice que es como si llenara todo el edificio de la Almona.
En 2018 expuso también fuera de nuestras fronteras, concretamente en la lejana Bulgaria, y, afinando todavía más, en la ciudad de Nova Zagora. Lo invitaron a una residencia artística y permaneció en el país diez días.
Ahora bien, tras este recorrido por sus obras -que son muchas y variadas-, su estilo, sus exposiciones -que son igualmente muy diversas- nos toca juzgar su obra. Aunque mis preferencias en pintura van sobre todo por el Renacimiento y el Barroco, no deja de gustarme el Impresionismo y el Expresionismo y, confieso mi admiración por el figuerense Salvador Dalí i Domènech y todos los estilos que cultivó -Surrealismo, Expresionismo, Postimpresionismo-, por el malagueño Pablo Ruiz Picasso -Cubismo, Surrealismo, Expresionismo, etc. etc.- mucho menos por el barcelonés Joan Miró y Ferrá -Surrealismo- y entre los extranjeros, entre muchos, por el bielorruso de familia judía, establecido en Francia, Marc Chagall -Fovismo, Cubismo, Expresionismo-, el francés Georges Rouault -Expresionismo, Fovismo- o por el holandés Vincent van Gogh -Postimpresionismo, Realismo Artístico-, etc. etc. etc. Con ello quiero decir que lo mismo entro en Ámsterdam en el Museo Van Gogh, en Florencia en los Uffizi, en Londres en la National Gallery o en Málaga en el Museo Picasso. Y en todos estos museos me encuentro contento. Por eso, aunque Historia del Arte no es mi especialidad -soy americanista-, puedo juzgar la obra de nuestro protagonista con siquiera una mínima autoridad la que, por ejemplo, no tengo -en absoluto- para juzgar un deporte, singularmente un partido de fútbol y eso, que, en mi adolescencia, practiqué mucho el waterpolo. A mí, particularmente me recuerda un poco a Joan Miró, sólo que, nuestro autor, logra una composición mucho más abigarrada, con más referencias a lugares y personajes, lo que lo hace más atrayente. Aunque me gusta Miró no es, especialmente, un santo de mi devoción. Esa atracción que ejerce sobre mí el Guernica de Picasso, no lo tiene ninguna obra del autor barcelonés. De Rafa López me llama la atención el aparente caos de sus cuadros que, examinados más a fondo, tienen una excelente organización. Ello es, reflejo del estado de ánimo del artista en ese momento y del paisaje que ha intentado reflejar tras un largo estudio, como él mismo nos dice. También debo añadir, que yo tuve gran amistad con el famoso pintor surrealista cubano, nacido en La Habana, Jorge Camacho Lazo y su esposa Margarita que, como yo, pasaban temporadas en el término de Almonte -yo, que la sigo pasando, en la aldea de El Rocío al pie de la Virgen, y ellos en una finca-. Fueron como es sabido los protectores del escritor -novelista, dramaturgo y poeta- Reinaldo Arenas. El estilo de Rafael López García me recuerda el suyo sólo que el de Jorge Camacho es más duro, más trágico y me parece que refleja una realidad, propia quizá de los sinsabores de los cubanos en el exilio, concretamente el de Jorge que se repartía entre París, Sevilla y Almonte.
Ya he dicho en la anterior entrega de este trabajo, que el estilo de Rafael López García es fresco, atrayente y moderno. Para mí, aunque él mismo nos confiesa que hay obras que reflejan una realidad trágica, parece que sale en ellas un rayo de Esperanza. La amplitud de su paleta, ese colorido que ciega al espectador y que resulta enormemente atractivo, nos lleva a llenar nuestros sentidos y a transportarnos a un mundo de fantasía que transgrede y, a la vez, sobrepasa la realidad cotidiana. Creo que es, en definitiva, lo que pretende el autor. A base de reflejarla se eleva sobre ella.
Pero, ya que he dado la vuelta al Arte y al trabajo de nuestro protagonista, voy a bucear en su personalidad y voy a entrar, primeramente, en el mundo de sus aficiones. En primer lugar, hay que decir que le gusta el deporte y, ante todo y sobre todo, uno en concreto, el balonmano. Jugaba en el equipo de la ciudad, en el Club Balonmano Dos Hermanas. Se trata del deporte familiar. Su tío Miguel Ángel López García también lo practicaba y jugaba con uno de sus mejores amigos, un primo hermano mío Germán Calderón Bogallo. Contrariamente a él, en mi casa no hay un deporte familiar. Mi padre, Manuel Calderón Martín, jugaba al fútbol, mi primo mencionado supra al balonmano, su hermano Juan Antonio practicaba el motorismo -con el que cosechó muchos premios- y yo al waterpolo, como ya he dicho y a la natación. Aunque, verdaderamente, los que me hubiera gustado practicar y he visto sólo de espectador es la hípica y el polo, habiendo montado -en casa de grandes caballistas como es la mía- muy pocas veces a caballo.
Añadiré, que otra de las grandes aficiones de nuestro biografiado, es el cine en lo cual coincide totalmente con el autor de estas líneas. Entre sus directores favoritos, se encuentran: el británico Christopher Nolan, los estadounidenses Martin Scorsese y Steven Spielberg y el mejicano Alfonso Cuarón.
De igual forma, le gusta la lectura aunque menos que el cine y confiesa que no tiene tiempo para ella.
Ahora bien, quiero penetrar en el mundo más íntimo de la persona: en sus ideas religiosas, que nos dan el norte seguro sobre ella. Rafael se confiesa practicante, pero no tiene una devoción en especial ni cristífera ni mariana. Se confiesa devoto del Señor y la Virgen, sin especificar qué imagen de ellos. En una casa tan profundamente religiosa cómo ha sido la de los Gómez, los ‘Chamorros’, no es extraño que haya salido así aunque, también, muchos de esta larguísima familia se han apartado de la Iglesia. De todos modos, Rafael hace honor a su abuelo Alonso López Gómez y a todos sus tíos abuelos paternos sin excepción, a su padre Rafael López García -que ya hemos visto que ha diseñado con su socio Daniel Conesa López los planos de varias y bellas parroquias- y, en resumen, a una familia muy pía que ha sido y sigue siendo un puntal de la Religiosidad en Dos Hermanas y, muy especialmente, en la ‘Niña Bonita’ -parroquia con la que todos los curas quieren casarse- que es Santa María Magdalena. Así acontecía, al menos, en tiempos pretéritos como recuerda mi tía Sor Valme Alonso Muñoz, hija de la Caridad de San Vicente de Paúl del Colegio de la Sagrada Familia.
Llegados a este punto, debo ir acabando. Creo que es muy interesante dejar, para generaciones venideras, un estudio sobre estos artistas modernos que llenan nuestra ciudad y que enriquecen, sobremanera, nuestro patrimonio que, paradojas de la vida y de la Historia, por una parte se encuentra muy mermado por la desaparición de edificios y casas antiguas y, por otra, se ve muy enriquecido pues en los solares -y pongo el tan traído y llevado ejemplo de la calle del Canónigo- se ve enriquecido con bellas casas modernas muchas veces mejores que los anteriores. Esta es la labor de arquitectos, escultores, pintores, ceramistas, artesanos de todo tipo. De todos hay notabilísimos ejemplos en nuestra ciudad. A lo largo de estos dos capítulos, he traído a nuestras páginas un pintor. Creo, que una vez leídos por el indulgente lector estas páginas no habrá duda de su labor y de su importancia en la vida artística de nuestra ciudad. Espero, finalmente, haber conseguido que se apercibiera de ello.