La masa obrera ha contribuido a dar la imagen principal de Dos Hermanas durante el siglo XX
En muchos trabajos a lo largo de los últimos años he reflexionado sobre la sociedad nazarena que, evidentemente, va cambiando a lo largo de los años.
Es cierto que yo me he atrevido a hacer una clasificación de los diversos sectores de la sociedad de la villa, hoy ciudad, a fines del siglo XIX y durante todo el conflictivo siglo XX. Y es sumamente significativa la presencia de un grupo social que habitaba el pueblo pero que no ocupaba los cargos de su ayuntamiento. En efecto, la nobleza y la alta burguesía sevillana habitaban la localidad bien permanentemente o bien en los períodos vacacionales en los cuales eran muy codiciadas las huertas que como cinturón verde rodeaban Dos Hermanas. Una pléyade de grandes familias sevillanas o incluso de otras localidades ocupaban los recreos nazarenos. Entre ellas muchas pertenecían a la nobleza titulada, otras eran burguesas. Muchas poseían también las haciendas nazarenas, otras como los fuertes Ybarras o los Lissen poseían almacenes de aceituna. Pero a mi lo que me llama la atención es que en estas familias sus individuos no ocupaban cargos como he dicho en el ayuntamiento. No es que rehusarán la vida política pues ocupaban la alcaldía o concejalías en el ayuntamiento de Sevilla. Es el caso por ejemplo de Carlos de la Lastra y Romero de Tejada, marqués de Torrenueva, una de las personalidades más influyentes durante el siglo XX en Sevilla, alcalde por el Partido Conservador entre 1913 y 1914, cuya familia poseía en la calle nazarena de San José la Huerta del Sagrado Corazón de Jesús, luego Parroquia de Nuestra Señora del Amparo y San Fernando o Miguel Ybarra y Lasso de la Vega, alcalde durante el Franquismo entre 1940 y 1943 o Manuel Medina Garvey, marqués de Esquivel y conde de la Mejorada, presidente de la diputación provincial de Sevilla, miembro del Partido Conservador y cuya familia era propietaria de la hacienda de San Miguel de Montelirio o de la huerta San Rafael. Sin embargo aunque tuvieran estas familias poder en el pueblo los cargos del municipio los ostentaban miembros de la gran o pequeña burguesía local. Ahora bien, un ejemplo de personaje de la alta sociedad sevillana involucrado en los problemas de Dos Hermanas fue el de Jesús de Grimarest y Villasís, político carlista que llegó a alcalde de Dos Hermanas pero éste fue una excepción –que por ello llama más la atención- en su clase social. Además también perteneció a varias hermandades nazarenas. También es notorio que muchos de los individuos de la buena sociedad sevillana eran hermanos de Valme, cofradía que agrupaba encumbrados individuos de la vida local.
Pero podríamos preguntarnos quien mandaba sobre todo en Dos Hermanas, quien controlaba los cargos de su ayuntamiento representando a partidos como el Carlista o el Conservador o el Liberal, partidos estos dos últimos que hicieron posible la restauración alfonsina en la persona de Alfonso XII y que mantuvieron la regencia de su viuda la reina María Cristina de Austria, madre del monarca niño, de Alfonso XIII. Son los años de gobierno de alcaldes como Federico Caro Lázaro, del partido liberal, medico y miembro de una prestigiosa familia de médicos, farmacéuticos y terratenientes, o de su hijastro Juan Antonio Carazo Gómez, también del partido liberal, o del igualmente liberal Joaquín Mejías Franco, dueño de una cantera, o de José Gómez Martín, rico propietario y gran contribuyente. Familias tan encumbradas y ricas como los Caro y los Gómez, compartieron el ayuntamiento con esta complicada burguesía formada por labradores, almacenistas de aceituna, comerciantes de diverso tipo, etc.
Pero no se trataba tan sólo del poder municipal también existía una tendencia, por otra parte nada de extraña y no nueva, a controlar las cofradías, tendencia que se dio en innumerables localidades. Aunque las juntas o mesas de éstas tenían una composición muy variada en Dos Hermanas, se tendía a tener hermanos mayores adinerados. Conocemos muy bien el caso de Vera-Cruz en la que fueron hermanos mayores el riquísimo José Gómez Martín, Antonio León Cruz –uno de los más distinguidos almacenistas de aceituna del siglo XX y que colocó a la cofradía veracrucista en un período de esplendor que siguió luego con los largos años de mandato como hermano mayor de su cuñado el rico comerciante Juan Gómez Carballido, el también rico comerciante de droguería Francisco Rodríguez Álvarez, etc. etc. Pero ello no aconteció sólo en Vera-Cruz sino prácticamente en todas las hermandades nazarenas algunas, desde luego, más elitistas que otras.
Ciertamente en Dos Hermanas los vecinos acomodados controlaban el ayuntamiento y, en gran parte, la vida de las cofradías. Lo primero ocurrió incluso durante los años de la República pues, por ejemplo, fue alcalde socialista Manuel Rubio Doval, de familia de la burguesía agraria nazarena aunque no cabe duda que se volvió más popular la corporación municipal durante los seis años de la II República anteriores a la Guerra Civil.
Ahora bien, si una clase social daba el tono a la sociedad nazarena era sin duda la masa obrera, en gran parte ocupada en los almacenes de aceituna que daban vida a la villa, luego ciudad, o en la fábrica de yute. Los obreros de Dos Hermanas formaban en gran parte en las filas anarquistas. Lo cierto es que muchos fueron masacrados en la persecución franquista, episodio más dramático de toda la historia de Dos Hermanas al que se suma el incendio de Santa María Magdalena por las turbas. Dos Hermanas pagó cara su agitación obrera.
Pero los tiempos han cambiado. Cambiaron para la alta burguesía, para la burguesía media y para los obreros. El engrandecimiento de la ciudad que se dio durante el Franquismo y que ha seguido durante la Democracia logró una mejora en Dos Hermanas. El autor de estas líneas ha conocido los barrios de chabolas que como cinturón rodeaban Dos Hermanas y que, mayoritariamente han sido erradicados. Ciertamente, todavía hoy, en esta pujante Dos Hermanas pueden verse barrios de muy diverso tipo, más o menos habitados por vecinos humildes o más o menos habitados por vecinos de alto nivel económico. No quiero entrar en honduras. Sólo diré que la ciudad llama la atención por cuidada, limpia y bien dotada. Se ha avanzado mucho. No cabe duda. Pero también es cierto que la ciudad ha mudado en su imagen y ha mudado mucho aunque puede verse que actualmente se tiende a llenar el centro de edificios de estilo tradicional como ocurre por ejemplo en la calle del Canónigo, que ha visto caer una gran parte de sus grandes casas sustituidas por bloques de pisos que, aunque modernísimos nos recuerdan el estilo que ha sido común en el siglo XIX y XX. Ahora bien también en el Centro se ven edificios vanguardistas como el que ocupa en la Mina el antiguo solar de la Hacienda de la Mina Grande o el Mercado de Abastos.
Pero quiero acabar hablando de la sociedad en estos últimos años. A mi sobre todo me llena de orgullo como nazareno la interminable lista de personajes que en el mundo de la Moda, de la Canción, de las Artes Plásticas, de los Deportes brillan con luz propia. Personas como Nazaré en el Toreo, Manuel Lombo en la Canción, Eva la Yerbabuena en el Baile, Manu Sánchez en el Humor, los innumerables deportistas de todos los deportes, los numerosos escritores de todas las Modalidades –Poesía, Novela, Historia-,etc. Al mismo tiempo me alegra que se hayan limado tanto las diferencias sociales entre los nazarenos que antes eran muy sangrantes y que llevaban a divisiones muy latentes. Al mismo tiempo observo que existe una voluntad en muchos sectores de la ciudad por perpetuar nuestras fiestas, nuestras costumbres, esa peculiar idiosincrasia que hace a Dos Hermanas única y muy distinta a otras poblaciones. Una población en que se dan en amor y compaña ideas políticas de todo tipo unidas a la fama de población que cuida sus tradiciones sean religiosas sean civiles. En fin, una Dos Hermanas rica y pujante que lucha ante todo por mejorar en todos los aspectos.