“Le tengo mucho cariño a mi ambulatorio. Ha sido mi segunda casa”
Tras 45 años como Auxiliar de Enfermería en el Centro de Salud Santa, Ana Rosa Ramos Monge, se jubila. Una larga trayectoria profesional en la que muchos nazarenos han pasado por su consulta. Su vocación y pasión por su profesión han sido fundamentales en su vida. Está casada, tiene dos hijos, una nieta y otra que nacerá en junio.
¿Es natural de Dos Hermanas?
No, nací en Alcalá pero me vine a vivir a Dos Hermanas con cinco años, al centro, a la calle Real (Nuestra Señora de Valme).
¿Cómo recuerda la Dos Hermanas de su infancia?
Era mucho más pequeña. Era pueblo. Me encantaba. Tuve una infancia muy bonita. Estudié en el colegio Santa Ana, después en La Almona e hice el Bachillerato en La Compasión.
¿Cuándo decide dedicarse al ámbito sanitario?
Me gustaba Magisterio pero necesitaba trabajar. Muy joven, con 18 años, empecé a trabajar como Auxiliar de Enfermería en el consultorio que había en la plazoleta de Valme, en lo que ahora es una zapatería frente al monumento. Empecé haciendo sustituciones hasta que en 1971, el 15 de abril, me dieron la plaza. También estuve en la consulta particular del Dr. Luceño, que fue Director del Hospital El Tomillar. Hice FP 1 de Auxiliar de Clínica, lo que ahora es Auxliar de Enfermería.
¿Con qué compañeros comenzó su vida laboral?
Empecé con D. Juan Picón, D. Juan Segura, D. Cándido, con mis compañeras Pepi Lopéz y María Monge… Éramos como una familia. En mi boda estuvieron todos. Hacíamos barbacoas en la azotea del consultorio.
¿Cuándo se trasladan al actual Centro de Salud Santa Ana?
En 1978. Pasamos de atender sólo Medicina General, con el médico de cabecera, a las especialidades. He estado en Cardiología, Ginecología, Rayos X. En mi última etapa he estado en Rehabilitación y Fisioterapia. Le tengo mucho cariño a mi ambulatorio. Ha sido mi segunda casa.
¿Cómo ha sido su relación con los pacientes?
Siempre me he sentido muy querida. En esta última etapa, en rehabilitación los tratas a diario, el contacto es muy gratificante, he disfrutado mucho porque puedes ayudar mucho a las personas.
Su alegría y su buen humor ha sido una de sus características principales…
Bueno, creo que es fundamental. He ayudado a muchas personas que a veces lo único que necesitan es desahogarse, hablar. Siempre con mucho ánimo, con una sonrisa en la cara. En la Feria, he puesto sevillanas; en Semana Santa, marchas; en Navidad villancicos y adornaba el equipo. Nunca he tenido problemas con nadie. He tratado a mis pacientes como me gusta que me traten a mí. Siempre he procurado que el que necesitase algo solucionárselo porque además era mi trabajo, no era nada del otro mundo.
Más que una profesión
“Este trabajo te tiene que gustar. Gustándote, lo das todo y se nota. La docencia y la sanidad tiene que ser por vocación”, indica Rosa que anima a “ser buenas personas ayudando a los demás. Hay gente muy necesitada y no me refiero únicamente a lo material, si no que con un par de palabras puedes hacer mucho bien a esa persona. Y esto es muy bonito y muy gratificante. Es mi base y lo que le inculco a mis hijos desde que eran chicos”. Tras su jubilación explica que entre sus dedicaciones estará seguir ayudando a los demás como voluntaria y viajar , ambas actividades junto a su marido, su “rey”.