Sobre algunas costumbres laicas y religiosas de Dos Hermanas

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El patrimonio inmaterial existente en la localidad nazarena es muy rico y variado

En las últimas semanas,  he hablado de fiestas laicas como la Feria y de fiestas religiosas como el Rocío o el Corpus Christi. Y hoy, coincidiendo con los calores veraniegos me referiré  a las demás fiestas de la ciudad o, por lo menos, a un puñado de ellas.

Y quiero  hablar, en primer lugar del Carnaval, esas Carnestolendas que tanto viven muchos barrios de Dos Hermanas.  Es una fiesta alegre con las actuaciones de agrupaciones, herederas de las antiguas murgas como la del Primito. Aparte de la calidad de éstas, que triunfan incluso en Cádiz, destaca la cada vez más bonita Cabalgata.

Este año la fiesta ha coincidido con el Rocío lo que no deja de ser chocante. De todas formas, cada una de las dos fiestas tiene su público y no creo que muchos nazarenos coinciden en la afición a las dos fiestas.

En fin, yo considero que el Carnaval es una gran fiesta, muy vivida aunque no sea la gran fiesta de Dos Hermanas en un pueblo de grandes fiestas.

Y voy a hablar de otra fiesta de la que hace mucho que no trato. Se trata de las Jornadas Folclóricas Nazarenas Internacionales. Aparte de rescatar bailes típicos de Dos Hermanas como la carrasquiña y las jotillas nazarenas rescata otros bailes andaluces y muchos internacionales. Ello hace que el público nazareno conozca el mundo de la danza de otras latitudes. 

Tenemos que dar las gracias al matrimonio formado por Francisco González Anguita y María Luisa Jiménez Peña, verdadero corazón del Grupo de Danzas Ciudad de Dos Hermanas.

Y quiero hablar de otra fiesta de la que ya he hablado hace poco: la Semana Santa. Es sin duda una de las fiestas más grandes del pueblo, posiblemente la segunda después del Valme. Y es de admirar el esmero de todas las cofradías en su puesta en escena, en su procesión en la calle.

Aparte los sectores más próximos a las cofradías, suelen ser sectores entre los más devotos y piadosos del pueblo.

Y la Semana Santa se mete entre las entretelas de muchos nazarenos. Por cierto, corre en los mentideros la idea de celebrar un Santo Entierro Grande a imagen del que se hizo en 1956. Es una ola que sube, que no es nueva y que es tema de conversación en todos los corrillos. En principio es una idea lícita y buena. En muchas localidades, algunas muy importantes, se han preparado procesiones magnas. En alguna, como Sevilla, en la que queramos o no nos miramos, se celebra Santo  Entierro Grande. Vamos, que no es mala idea juntar un cortejo penitencial el Sábado Santo o, en su defecto, sacar otra procesión con imágenes de penitencia o de gloria. Yo, desde aquí, apoyo la idea de celebrar el Santo Entierro Grande, cuya organización recaerá sobre todo en la hermandad del Santo Entierro y la Soledad. 

Y me gustaría referirme a un problema que tienen las cofradías nazarenas que es que no le dan el título de cofradía. Son El  Dulce Nombre de la Parroquia de Nuestra Señora de la Oliva, el Prendimiento del Ave María y San Luis, las Tres Caídas de San José, la Misericordia de Nuestra Señora del Amparo y San Fernando y el Pilar de Nuestra Señora de los Ángeles y San José de Calasanz. Aparte, en esta última parroquia existe la Asociación de Nuestra Señora de los Ángeles.

Pues bien, todas estas confraternidades esperan ser cofradías y esperan pacientemente los dictámenes del Palacio Arzobispal. La verdad es que la que más o la que menos lleva muchos años esperando. En fin, la paciencia es la madre de la ciencia y lo que Dos Hermanas espera es que estas cofradías de vísperas se incorporen a la Semana Grande.

Después están las grandes devociones letíficas. Sobresale aparte de la Virgen de Valme por supuesto la Virgen del Carmen, devoción interclasista que abarca, pues, todas las clases sociales. Sus cultos y procesión son concurridísimos. Después destaca la Asunción, que reina en su trono, el 15 de agosto en el barrio de San Sebastián. O la Virgen del Rosario, titular de una antigua cofradía unida hoy a la Oración en el Huerto. Y, como no, la Pastora que sale en el Corpus Christi y es titular de la Hermandad Sacramental y que debería salir, además de en la Magna Procesión Eucarística, en otra fecha. Y, hay que nombrar a la Milagrosa, tan popular en el pueblo donde existen varias imágenes destacando la Grande del Colegio de la Sagrada Familia, regalo de José Gómez Martín, el famoso Joselito La Culebra. También tenemos a la Virgen de los Ángeles de   Montequinto que reina sobre estos barrios. 

Y no podemos dejar atrás la Virgen entregando el rosario a Santo Domingo, obra de Salvador Madroñal Valle, y, sobre todo a la Virgen de las Virtudes, atribuida a Duque Cornejo. Ella y la del Carmen han sufrido el despojo de sus bienes, sobre todo la orfebrería, por manos impías. 

En fin, para acabar no quiero entrar en la Semana Santa más de lo que he entrado. Sí me referiré a la devoción a Santa Ana, nuestra gran Patrona y cuya festividad cobra nuevo auge. A la Virgen de Valme inefable Protectora de Dos Hermanas y patrona de su Excelentísimo Ayuntamiento cuya romería o una salida es siempre fiesta grande en el pueblo. Y como no las Vírgenes del Rocío, de Consolación o de los Reyes que son grandes devociones supracomunales. 

Y acabo pronto este artículo, Existen también la devoción a los santos como San Expedito, San Pancracio, San Francisco Javier, San Judas Tadeo y a muchos más que llenan las iglesias de Dos Hermanas.

Y finalizo este artículo hablando de una fiesta a la que he dedicado  muchas páginas. Se trata de la Cabalgata de Reyes, magnífica, exótica y fastuosa. Quizá, o sin quizá, es la fiesta con el Valme que más une a los nazarenos. Es una joya que todos tenemos que cuidar. 

Pues bien termino este sucinto artículo en que hemos paseado brevemente por muchas fiestas nazarenas de antes, de ahora y de siempre.