Sor María del Mar Martínez Camacho o una vida al servicio del Evangelio

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Sor María del Mar Martínez

Esta hermana dominica es la superiora de la comunidad de la Guardería Santa Ana

Si por algo se caracteriza esta página es porque asoman a ella los más variopintos personajes: políticos de diverso pelo, cofrades, comerciantes, empresarios de todo tipo, nobles, gentes del pueblo sencillo…Procuro reflejar todas las clases sociales y todos los oficios de Dos Hermanas.

Y hoy voy a hablar de una religiosa dominica que vive entre nosotros concretamente en la guardería Santa Ana. Se trata de la superiora de la casa, Sor María del Mar Martínez Camacho. Y tengo que decir que en el mundo se llamaba Manuela, cambiando el nombre por María del Mar al entrar en religión, como era costumbre en su congregación hasta el Vaticano II. Se dejó entonces que las religiosas que quisieran tomaran su nombre de pila y ya no se cambiaban estos al entrar en religión. Nuestra  biografiada conservó el que tomó en religión.

Y nació nuestro personaje en Jerez de la Frontera, bautizándose en la Parroquia de San Pedro. El sacerdote que le administró las aguas del bautismo fue don Anselmo. Luego recibió allí la Primera Comunión.

Sus padres fueron Manuel Martínez Tejero, de oficio el campo, y María Camacho Núñez, dedicada a sus labores. Los abuelos paternos fueron José Martínez y Ana Tejero, que regentaban una carbonería, y los maternos José Camacho y Adelaida Núñez, que poseían una panadería.  

Estudió en el Colegio de la Congregación de la Compañía de María, que tenía fama de bueno. Hoy en este centro no hay religiosas y lo llevan los maestros. En sus tiempos era una comunidad grande y destacaba el colegio por la devoción que se le tenía a la Virgen María, titular, como de otras muchas, de la congregación.

Pero, cabría preguntarse, cómo conoció a la que iba a ser su congregación, una de las muchas que forman la gran familia dominicana. Ella iba a hacer oración al Colegio de Nuestra Señora del Rosario -nombre del colegio del Beaterio del Santísimo Sacramento- de las Dominicas del Santísimo Sacramento. Además, estas religiosas tenían un taller de bordado y costura. A los dieciséis años entró a aprender a bordar y coser y conoció a estas hermanas. Entonces la comunidad era muy grande. Tenía cuarenta y cinco personas y el noviciado.

Pero antes de que el Señor llamara a su puerta,  Manuela era  una persona muy alegre a la que, como la mayoría de las muchachas, le gustaba salir con los amigos y las amigas. Le gustaba mucho la feria, esa incomparable Feria del Caballo, que muchos años coincide con la de Dos Hermanas, y recuerda con gracejo que su padre le ponía de tope para recogerse a las once de la noche. También recuerda que le gustaba salir con los chicos y que  tuvo novio.

Pero luego surgió la vocación. Nadie sabe cómo entra directamente ésta. En 1962 muere su hermano José María. En esa fecha se va fraguando la vocación. Pero mientras se divertía con sus amigos yendo, por ejemplo, al cine. De todas formas ella tenía muchas prácticas de piedad siguiendo a sus padres que eran practicantes. Iba todos los días a misa y confesaba con frecuencia, lo que es propio de un buen cristiano. Particularmente, no comprendo el miedo que se le tiene a la confesión. Tenía ya dieciocho años. En el beaterio del Santísimo Sacramento, nombre de la casa de las Dominicas del Santísimo Sacramento donde cosía, fundación de la Madre María Antonia de Jesús Tirado, empieza a nacer la vocación. Sentía que Jesús la llamaba y quería que lo siguiera. Lo dijo en su casa. Sus padres no se opusieron pero decían que cómo a una persona tan alegre como ella le iban a quitar los vuelos. Cuando el hermano murió esperó que pasara un año para entrar en la congregación. La madre decía que perdía dos hijos. Ella contestó, con mucha consecuencia, que estaba en el mismo Jerez de la Frontera. Entró en el postulantado el 8 de septiembre de 1963, festividad de la Natividad de Nuestra Señora. Entonces las postulantes vestían vestido negro y capita negra. Estuvo seis meses de postulante y tomó el hábito el 25 de marzo, día de la Encarnación del Hijo de Dios. Vestían entonces hábito compuesto por túnica y escapulario blanco, capa negra, toca blanca y velo blanco las novicias y velo negro las profesas. Y hay que añadir que en este tiempo del postulantado y noviciado de nuestra biografiada era general Madre Crucifixión Cantera Barro.

Sor María del Mar ha sido destinada a Jerez de la Frontera, a Torralba de Calatrava -Ciudad Real- de 1975 a 1990, a Talavera de la Reina de 1990 a 2004, a Madrid de 2004 a 2017 y a Dos Hermanas desde 2017 hasta hoy. 

Y tengo que decir lo que piensa Sor María del Mar del futuro de su congregación. Muchas hermanas son mayores aunque existe un grupo de hermanas jóvenes muy activo. Por fortuna para la congregación, en los últimos años están surgiendo vocaciones. Mi  impresión es que el grupo de jóvenes con su empuje y esta nueva ola de vocaciones auguran un futuro bueno para la congregación. No menos merece esta familia religiosa que sigue el camino del gran Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores y luchador contra la herejía albigense.

En cuanto a las aficiones de nuestra biografiada hay que decir que son: leer, oír música y viajar. Le gusta especialmente la música clásica y el flamenco, lo cual es digno y clásico de una jerezana pues Jerez, no hace falta que lo diga, es una de las cunas del flamenco. Le gusta también la Semana Santa y menciona varias cofradías de su ciudad natal como el Cristo de la Expiración, conocido por “El Cristo”, la Flagelación, la Soledad, el Prendimiento, conocido por “El Prendi” y la Coronación de Espinas. Añadiré que son María del Mar en gustos cofradieros anda sobrada pues se trata de cofradías bellísimas.

En cuanto a lo que piensa de Dos Hermanas le gusta la ciudad, la ve muy agradable. Al principio era muy corta y no entablaba conversación pero luego ha conocido a mucha gente y ha entablado lazos de amistad con muchos nazarenos. Me consta que muchos admiran a esta mujer fuerte. Y quiero hacer un inciso. Recuerdo que ese comerciante de tejidos y mítico cofrade de Vera-Cruz que fue Eugenio Morillas Ferrer de Couto decía que Dos Hermanas se parecería cada vez más a Jerez. Y fue premonitorio. Si quitamos que Jerez tiene infinidad de monumentos las partes modernas de ambas ciudades se parecen. Son dos ciudades grandes muy semejantes en muchos puntos. Las dos tienen grandes ferias, las dos tienen grandes patronas -la Virgen de la Merced y Santa Ana amén de la Virgen de Valme-, en las dos se rinde gran culto a la Virgen del Carmen, las dos tienen grandes Semanas Santa, aunque la jerezana sea más lujosa, esplendorosa y con muchas más cofradías que las diez  cofradías y las cuatro agrupaciones nazarenas, las dos tienen universidades, etc. Con esto tan sólo quiero decir que tanto Jerez como Dos Hermanas son dos grandes ciudades andaluzas y que a Sor María del Mar ha pasado de nacer en una a vivir en otra.

Y hablaré un poco de la comunidad de Santa Ana de la que es superiora Sor María del Mar. Aparte de ella, la componen sor Francisca, sor María de la Paz, sor María de Gracia y sor Leticia. Muy recientemente han muerto sor Soledad, sor Marisa –que fue general- y sor Rosa, hermana de la anterior.

Sor María del Mar cree en la voluntad de Dios en los casos de la muerte de estas hermanas. Él es muy grande y nos da fuerzas. En el caso de sor Marisa sufrió mucho.

Por último, qué le diría Sor María del Mar a los jóvenes con vocación. Primeramente que escuchen en su corazón, que crean en Dios que es lento cólera y rico en piedad y es cariñoso con todas sus criaturas. Él lo es todo y de la Santísima Virgen les diría que ella nos ayudará a ser puro, limpio, leal y tener una mirada enamorado. Debemos estar enamorados se Jesús y María, la cual dice como en Caná: “haced lo que él os diga”. Si estamos atentos a lo que nos dice nuestro corazón es maravilloso, se está en continua oración de alabanza a Jesús Sacramentado. Es todo un esquema de vida para el que tiene vocación.

Y acabo este artículo. Sor María del Mar se ocupa de la Pastoral de la Salud en Santa María Magdalena. Su congregación ha sido clave en la parroquia. Recuerdo que han sido sacristanas Sor Carmen, Sor Paz, Sor Inmaculada y Sor Soledad. 

Sor Carmen era eficacísima y muy recta, Sor Paz embarcaba a todos en las más diversas tareas, Sor Inmaculada  era de temperamento amable y dulce y Sor Soledad –que venía de misiones- era muy eficaz y no le gustaban las malas costumbres. 

Las cuatro fueron o son harto siervas de Dios. Sólo me resta decir que Sor María del Mar es una cuenta del rosario de estas hijas de Santo Domingo de Guzmán que, por fortuna, viven entre nosotros.