1954
La joven María Gómez, que participó como extra, no pudo verla cuando se proyectó en el Cine Español cuatro años después
La joven María cumplirá 20 años el próximo verano de 1954. Va poco por el pueblo. La mayor parte de su tiempo transcurre en el campo, en la finca Las Norietas (pasando el cementerio), donde vive con sus padres y sus seis hermanos. Su padre, Manuel Gómez Almazán, es manchonero, de la familia de los “Turris”. Su madre, María García Chacón (de los “Realistas”), se arremanga igual que su marido para trabajar la tierra.
Ella ayuda en todo lo que puede a sus padres: castra el maíz, siembra habichuelas, desgrana mazorcas, da de comer a las gallinas, amasa el afrecho para echárselo a los cochinos. De la última camada se quedaron ellos uno (el más gordo) y los demás los vendieron. Hoy, cuando ha acompañado a su madre a la Plaza de Abastos para vender huevos, pimientos, tomates y acelgas, se ha enterado por una amiga de que ya proyectaron en el Cine Español la película “Un soltero difícil”, en la que ellas dos trabajaron como figurantes. Se estrenó en Dos Hermanas el 22 de septiembre de 1953, cuatro años después del rodaje. María se pone nerviosa al saberlo. ¿Cómo es que no se ha enterado? “¿Habrá salido guapa en los planos?”, se pregunta. Su amiga no lo sabe, tampoco fue al cine ese día.
Dos días de romería
No se hablaba de otra cosa en Dos Hermanas aquel octubre de 1949. ¡Se iba a rodar una película el día del Valme! Ella tenía 15 años recién cumplidos. Iba preciosa, con su traje rojo de lunares blancos. Vio de pasada las cámaras, el revuelo alrededor de los actores, pero no se acercó. Cuando, al regresar de la ermita, se dispuso a volver al campo con sus padres, una prima de Arias, Encarna, le dijo: “No te vayas. Quédate para la grabación de mañana. Ya va mi hija a sustituirte en el campo”.
El director del filme, Manuel Tamayo, precisaba rodar más escenas de carretas para recrear el ambiente de la romería. Así que María dio aviso a su madre y se quedó a dormir, como en la noche previa al Valme, en casa de su tía Anita, en “La Cañada”. La mañana del lunes volvió a enfundarse su traje y se fue con su prima a La Pólvora, a casa de Arias, de donde salieron tres de sus espectaculares carretas cargadas de muchachas, ilusionadas como ella por participar en el rodaje. No fueron lejos. Por la Cuesta de los Marchaos llegaron a la Hacienda de San José (popularmente “La Hacendita”) donde, entre los olivos, les esperaba el equipo de profesionales. Hicieron a los bueyes desfilar varias veces delante de las cámaras. Ellas iban cantando y tocando las palmas. Se lo pasó muy bien con sus amigas. ¡No todos los días tenía una la oportunidad de salir en una película!
Aquella tarde, cuando llegó a la finca, su madre no la recibió bien. Alguien le había ido con el cuento de que se había maquillado para las escenas. No era verdad. Pero se le cambió la cara cuando le enseñó los cinco duros que le dieron por hacer de extra.
Ya hace cuatro años y medio de aquella experiencia. A María casi se le había olvidado. ¿Volverán a poner la película en el cine? Espera que sí. Y sueña con verla con su novio, Antonio Muñoz, con quien, si Dios quiere, se casará de aquí a unos años.