Este año 2018 quizá destaca, si ello es posible, por la belleza y elegancia de carretas y galeras
Voy hoy a intentar resumir de manera muy apretada como se desarrolló esa mágica jornada que es para Dos Hermanas el día de su excelsa protectora, la Virgen de Valme. Empezó con la misa de romeros a las seis de la mañana a la que asistieron numerosos fieles. A las ocho se subió a su carreta la Virgen. Lucía Nuestra Señora un manto al parecer del siglo XVIII que no sacaba desde la romería de 1927. Ha sido recientemente restaurado. Es una antigua pieza de seda espolinada color marfil con brocados en oro y plata. No es ciertamente uno de sus mantos bordados –tiene muchos y muy bellos- pero la pieza es muy interesante y bonita. De todas formas y en eso siempre he coincidido con María Luisa Díaz Núñez cada vez que hemos hablado de la Virgen, que ha sido muchas, si por algo se distingue la imagen es por su elegancia, por lo bien que le sientan sus numerosísimos mantos sean más lujosos –como por ejemplo el rojo bordado en oro, fastuosísimo donado por la corporación municipal- o más humildes como otros. Esta singularidad no se crean todos que pasa con todas las efigies de María Santísima. A muchas imágenes no le sientan bien muchas sayas o mantos. Además estrenó la Virgen una nueva toca donada por dos devotos. Se trata de una pieza de tul bordada en hojilla de oro por el bordador Jesús Castizo.
Acompañaba a la carreta de nuestra singular protectora la banda de música Fernando Guerrero de Los Palacios y Villafranca. Acompañó también a la Virgen el excelentísimo ayuntamiento presidido por nuestro alcalde, don Francisco Toscano Sánchez. Si algo tenemos que destacar es el elevado número de capitulares de diversos partidos que formaron la nutrida representación municipal.
En cuanto al cortejo lo formaban numerosísimos romeros a caballo yendo las mujeres a la grupa o solas vestidas de amazonas o de flamencas. Daba gusto ver a tantos caballistas y tan bien arreglados, acompañando a la señora. Tras la Virgen iban diecinueve carretas y cuarenta y cinco galeras a las que se repartieron los premios, amen de treinta y seis carros tirados por mulos y dieciocho coches de caballos. Yo, desde luego, no le arrendaba las ganancias al jurado de los premios porque había muchas y muy bellas carretas y galeras, destacando muchas también por lo complicadísimo de su dibujo, donde los exornistas de ambas modalidades de vehículos tan típicos de Dos Hermanas, muestran todo su arte. A destacar que la carreta que ganó el primer premio, la número dieciocho de Francisco José Porras Chacón, era de corte clásico al igual que la tercera, la número tres de José María Fernández Navarrete, la cuarta, la de la Borriquita que tenía el número nueve y la quinta el número catorce de Guillermo Mondaza Monge. En cambio, la segunda, la quince de Rosa María Varela Álvarez, y la sexta, la número uno de David Gómez Chacón eran de diseño más atrevido. Me llamó mucho la atención el segundo premio con un dibujo asimétrico muy novedoso en las ruedas con una margarita negra en el centro o el verdadero laberinto de la rueda del segundo premio. En cambio, las otras ruedas eran más clásicas con sus simétricos dibujos. También se dieron dos menciones especiales: a la ya nombrada de la Borriquita por estar haciendo carretas la popular cofradía del Domingo de Ramos desde 1968 y a la carreta de Francisco Manuel López Tinoco, la número trece, por recuperar formas clásicas como el techo a cuatro aguas. Ya digo que de todas formas se premiaron carretas sin duda más clásicas y otras más innovadoras.
En cuanto a las galeras el primer premio fue para la de Miguel Moreno Chía, la numero treinta y siete, el segundo para la veintidós de José Arias Vallecillo, el tercero para la cuarenta de Raúl Aguilar Díaz, el cuarto para la veinticuatro de Rocío de Valme Caso Reina y la quinta para la treinta y nueve de Manuel Sánchez Donoso. Y se va notando en el Valme que cada vez más se perfeccionan las populares galeras.
Yo en resumen diría tanto de carretas como galeras que lo mismo se usan moldes tradicionales, normalmente más sencillos, que se ejecutan carretas y galeras de complicado y novedoso diseño. Vean las fotografías en la prensa de estos vehículos y verán como llevo más o menos razón.
Lo cierto es que la romería estuvo concurridísima pues a los muchos romeros que iban en vehículo, sea en carreta, galera, carro de mulos, coche de caballos, etc. se sumaban los que tienen la sacrificada costumbre de ir andando en una romería que es todo menos cómoda. Pero así, acompañando a la carreta de la Señora andando se configura nuestra romería que siempre nos parecerá corta porque lo es. Es flor de un día para rendir culto a la que es Flor entre las flores. Ya lo dice la vieja copla de seises: “Yo tengo amores y mi amor es María flor de las flores”.
Puedo destacar varios momentos de esta pasada romería como uno luctuoso pues en la misma plaza de los Jardines un caballo resbaló y se cayó encima del policía nacional que lo montaba. Fue un buen susto. Pero la mayoría fueron buenos momentos: desde el canto del coro de la hermandad–que junto a la Regina Coeli en la función-se ocupa de los cantos a la Virgen. El coro cantó en la vieja y señorial calle del Canónigo y en el Arenal donde la Reina de Dos Hermanas recibió una lluvia de pétalos como antes en la vieja y también señorial calle Santa María Magdalena, nuestra vieja calle Marea, y en la citada calle del Canónigo. Y es que el coro canta muy bien y en su repertorio tiene un gran número de bellas, bellísimas, sevillanas aunque también existan letras nada apropiadas, como unas que llenaban de pavor a nuestro recordado antiguo párroco don Juan Manuel García-Junco Caballero y que no quiero siquiera nombrar. Pero bueno, lo importante es que el coro se consolida cada vez más como entidad destacada en los cultos y alabanzas a Santa María de Valme.
Por otro lado, este año la Virgen fue recibida en la residencia de ancianos de La Paz y en la pequeña hornacina de Casquero donde se venera una copia de la Virgen, lugar clave donde este año se le rezó el Ángelus a la imagen. También fue recibida triunfalmente en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Bellavista, devoto barrio que se vuelca con la Virgen. Por otra parte, en Cuarto la Virgen fue portada desde la ermita a la carreta para empezar la vuelta por la Policía Nacional, que cumplía cuarenta años en Dos Hermanas. Fue este el homenaje de la hermandad al citado Cuerpo policial que llegó a la ciudad, en 1978, en vísperas de la romería.
Pero no olvidemos que este año llegó la Virgen a Cuarto a las una y media. El cortejo había ido rápido por temor al agua. Puedo certificar que la hermandad estuvo en todo momento pendiente de la climatología y el pobre Hugo Santos Gil pasó una romería bastante movidita con la amenaza de lluvias que se perfilaba. Pero en Valme no llovió lo que no quita para que en la misma mañana en otros puntos de la provincia como Écija no lloviese en abundancia. Ante esta mejora en el tiempo la hermandad con buen criterio salió a su hora, las seis, de Cuarto tras la misa, que ofició nuestro párroco de la iglesia mayor el ecijano don Manuel Sánchez de Heredia, el rosario y las visitas de los fieles. En efecto, era digno de ver las colas de devotos que hacían fila para entrar en la pequeña ermita recientemente restaurada.
En cuanto a la vuelta es destacable en la entrada en el pueblo su visita a la casa de hermandad de la Oración en el Huerto de la calle Aníbal González, ese devoto feudo de una de nuestras más importantes hermandades, cuya titular dolorosa Nuestra Madre y Señora de los Dolores merece a mi parecer el galardón de ser coronada canónicamente por lo mucho que ha significado, significa y supongo que significará para el pueblo. Mas, volviendo con el Valme también paró en su monumento de la Plazoleta, digno y gran exvoto del pueblo de Dos Hermanas.
Al final la Virgen fue colocada en una peana en los Jardines a las puertas de la parroquia para que recibiera a la comitiva de carretas y galeras que la habían acompañado. A las once y media entró en el templo. Este año ha permanecido la Virgen en su altar de cultos la semana siguiente a la romería presidiendo una vigilia de oración para rezar por la Iglesia y las intenciones de Su Santidad el Papa Francisco. La misa de acción de gracias, por otra parte, tuvo lugar en la ermita de Cuarto el domingo 28 a las doce y media.
Pues bien, yo resumiría diciendo que la romería fue una jornada triunfal, acompañando a la Virgen muchos miles de nazarenos y forasteros, que llenaron los terrenos del Cortijo de Cuarto y todo el camino por donde discurre la Virgen desde Dos Hermanas a su barrio de Bellavista y hacia su pequeña y recoleta ermita.
Destaco mi gratitud a la hermandad, al excelentísimo ayuntamiento y al clero, representado sobre todo por el párroco, el citado don Manuel, y el vicario parroquial, don Rafael, de Santa María Magdalena y, como no, al pueblo de Dos Hermanas por la devoción que muestra a Nuestra Señora. Fue un Valme para recordarlo, uno de tantísimos gloriosos días que ha vivido Dos Hermanas y Bellavista al lado de la que es su Reina, Protectora y Abogada.